6 mar 2010

Caracas, Venezuela.-

"Hacemos medicina de guerra"
Grupos de dos residentes cubren las guardias nocturnas en el hospital Vargas

http://www.eluniversal.com/2010/03/04/ccs_art_hacemos-medicina-de_1784884.shtml
Las noches en el Hospital Vargas ya no son como las de antes. No son como las que se vivían antes de septiembre del 2007 cuando entraron en remodelación los quirófanos y la Emergencia. No son iguales a las que se vivieron años atrás, cuando los grupos de guardia de Medicina Interna tenían un adjunto que los acompañara y cuando quedaban más de dos residentes de la especialidad para atender a los pacientes durante el horario nocturno.

Definitivamente, no son las noches, no son las mismas porque hace 3 años el centro tenía una estructura física que le permitía recibir seis mil pacientes mensuales en la Emergencia. Ahora, las urgencias son clasificadas para saber si pueden ser atendidas; si no, son referidas de una vez. Se calcula que solo se atiende un promedio de 100 pacientes diarios.

Las guardias empiezan a las 7:00 pm y el trabajo de quienes laboran por la noche se limita a terminar de dar tratamiento a los que ingresaron en el día y ubicar a aquellos que deben ser hospitalizados en cada una de las salas, pues hasta esa hora se permite el ingreso de pacientes adultos al hospital.

Quienes permanecen vigilando en las puertas del centro de salud por las noches son los que llevan la peor parte, según cuentan. Y es que son ellos los que deben lidiar con los pacientes y sus familiares para hacerles entender que no se reciben emergencias pasadas las 7:00 p.m.; ello a pesar de que hay un cartel pegado a la puerta que lo deja bien claro.

"Hay gente que cruza la reja o salta el muro para que uno abra la puerta y atiendan a su familiar", cuenta uno de los vigilantes del horario nocturno, quien asegura haber sido testigo de más de una agresión contra colegas y quien prefiere resguardar su identidad.

Puertas adentro, es gracias al apoyo de los estudiantes de sexto año de Medicina que se hace más llevadera la guardia. Eso dice uno de los dos residentes de turno. "Cuando yo hice mis pasantías aquí, podíamos recibir 300 pacientes por triaje en una noche, eran 7 u 8 médicos trabajando y además había un adjunto fijo cada guardia. Yo he vivido la decadencia del Vargas", relata José Herdé, quien cursa el primer año de Medicina Interna y carga el peso de vigilar la evolución de aproximadamente 80 pacientes junto a un compañero cada guardia.

Las enfermeras también cargan con lo suyo. "Aquí hacemos medicina de guerra, estamos dos profesionales y un auxiliar para lo que salga. Ven, ven para que veas", convida una enfermera que acumula dos décadas de trabajo en el Vargas.

Con esa frase empieza su recorrido por la central de suministros y varias salas en busca de un adhesivo. "Necesito adhesivo, ¿no tienes? Entonces dame gasa, tengo a un paciente esperando por una transfusión, voy a ver si consigo por ahí... Ves, por eso le llamo medicina de guerra, acompáñame para que veas, pero a mí no me comprometas, por favor", dice la enfermera mientras corre por los solitarios y oscuros pasillos.

Pediatría fue quien la salvó en la búsqueda del adhesivo, material que escasea tanto como las soluciones fisiológicas, los antibióticos o los reactivos de laboratorio.

Pero no es que el servicio de niños esté mejor. Allí las enfermeras se quejan porque la Hospitalización y la Emergencia trabajan en una misma sala desde que se iniciaron las remodelaciones, porque solo tienen dos monitores de signos vitales y porque las mamás de los pacientes deben dormir en el suelo para acompañar a sus hijos durante la noche.

Visto así, es poco lo que queda del Vargas de antes, pero aun así, a sus 121 años le sobran ganas de ser como antes.

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