Médicos y enfermeros llevan años discutiendo dónde están los límites profesionales de cada cual. En 2006, la Ley del Medicamento limitó la prescripción de cualquier tipo de fármaco a los facultativos, lo que puso en pie de guerra a los enfermeros. Consideraban que la norma dejaba en una situación «alegal» prácticas habituales en su trabajo diario como la elección de un determinado producto sanitario para una cura o el suministro de un nolotil a un paciente ingresado en planta (dentro siempre de los parámetros marcados por el médico). El pasado mes de diciembre, y después de una larguísima negociación con todos los sectores implicados, el Congreso de los Diputados aprobó una nueva normativa que abre la puerta a la prescripción enfermera. La polémica, sin embargo, lejos de apaciguarse se ha enconado.
A las organizaciones médicas colegiales no les ha gustado nada lo aprobado en el Congreso. Contaron durante un tiempo con la esperanza de que el PP apoyaría sus tesis, pero a última hora el principal partido de la oposición se sumó al PSOE y la prescripción enfermera encontró vía libre. Pese a ello no han tirado la toalla. El Colegio de Médicos de Murcia publica hoy en la prensa un manifiesto dirigido a los pacientes en el que, entre otras cosas, acusa a sus colegas enfermeros de «querer jugar a ser médico». Algunas comunidades autónomas, como Andalucía y Cataluña, han empezado a potenciar el papel de los enfermeros, que se encargan del triaje en las puertas de urgencias. Se trata, fundamentalmente, de decidir quiénes deben tener prioridad a la hora de ser atendidos. Sin embargo, el presidente del Colegio de Médicos de la Región, Rodolfo Castillo, advierte de que se quiere más allá. «El triaje supone diagnosticar, y algunos pacientes no verán a ningún facultativo. En algunos sitios les están dando a los enfermeros cursos para que aprendan a auscultar». Así, en el manifiesto que hoy se publica, se advierte a los ciudadanos de que «ahora unos recibiréis diagnóstico y tratamiento de un médico y otros no, en función del lugar de residencia, o del sitio elegido para comenzar el experimento».
En el texto se denuncia que «se trata de una medida de corte económico. Barruntan nuestros gobernantes que es más barata la receta de una enfermera que de un médico [] En quien no han pensado es en vosotros». El manifiesto se pregunta «qué pensaríamos si comienzan a poner sentencias profesionales que no sean jueces». La campaña no ha sentado nada bien en el Colegio de Enfermería de Murcia. Su presidente, Diego Gutiérrez, defiende que «la mayoría de facultativos está de acuerdo con la prescripción enfermera» y acusa al Colegio de Médicos de «meter miedo a los ciudadanos con triquiñuelas baratas». El triaje en urgencias «no tiene otro objetivo que priorizar lo que verá el médico, y con respecto a lo demás, se trata de continuar con prácticas que llevamos a cabo desde siempre», concluye.
Las administraciones, mientras tanto, observan el debate en silencio. Para las comunidades autónomas, encontrar médicos se ha convertido en un problema. Por eso, muchas empiezan a apostar por potenciar el papel de los enfermeros, donde el déficit es menor, en funciones como el triaje.