10 sept 2011

URUGUAY, MALDONADO

Sin registros sobre el ingreso del suero

http://www.elpais.com.uy/110910/pnacio-592400/nacional/sin-registros-sobre-el-ingreso-del-suero/

Jueza descartó que error haya sido por sobrecarga de trabajo
La investigación judicial realizada en torno a la aplicación errónea de un suero a una niña de dos años de edad en el sanatorio Cantegril de Punta del Este, no pudo determinar cuándo el peligroso producto (que la Organización Mundial de la Salud recomendó retirar de circulación en 2004) ingresó a la farmacia del centro asistencial.
La resolución de la jueza de Maldonado Marcela Vargas, quien el jueves procesó sin prisión por el delito de lesiones graves culposas a una nurse y a una enfermera, dice que "no alcanzó a contarse con registro existente en el centro asistencial que diera cuenta del ingreso de tal producto, definido literalmente como un ácido".
Por otro lado, el fallo de la jueza destaca que "en su totalidad y en forma contundente" los operadores de salud interrogados, dijeron que el suero aplicado a la niña "es un producto que cuenta con alta concentración de cloruro de sodio" y que "nunca" debió estar en un estante de la enfermería junto a otras preparaciones.
Por otro lado, la jueza descarta el argumento planteado por la nurse y la enfermera en cuanto a que el error fue producto de la sobrecarga de trabajo de ese día. En ese sentido, la jueza Vargas señala que el estado de la niña (que había sido mordida por un perro) "no era de riesgo vital que ameritara un proceder precipitado". La existencia de ocho pacientes en la emergencia evidencia que "el ambiente de trabajo no revestía condiciones extremas de actuación".
El subsecretario de Salud Pública, Leonel Briozzo, indicó ayer que se fiscalizará la prohibición del producto. "Este suero tiene que desaparecer de los lugares de atención", dijo.

ESPAÑA, Enfermeras, más que una profesión

Enfermeras, más que una profesión

http://www.lavozdegalicia.es/ourense/2011/09/10/0003_201109O10C16991.htm

El hábito no hace al monje. «Pero ayuda». Así lo aseguró el presidente del Consejo General de Enfermería, Máximo González, que acudió a Ourense para inaugurar las instalaciones del colegio que agrupa a estos profesionales en la provincia. Un amplio y moderno local, en la calle Villa Valencia, acogerá a partir de ahora las actividades del colectivo que preside Ascensión Pérez Sampayo. Se notaba, por los nervios, que estaba de estreno. Se afanó en atender a las autoridades: la conselleira Pilar Farjas, que no abandonó la sonrisa pese a la que está cayendo; el presidente de la Diputación, José Luis Baltar, que no salió al atril; el delegado de la Xunta, Rogelio Martínez, y el subdelegado del Gobierno, Camilo Ocampo. Para la concejala de Participación Ciudadana, María Devesa, el acto fue especial porque antes que edil es enfermera. También resultó emotivo para los profesionales homenajeados coincidiendo con sus bodas de plata: Beatriz Sánchez, Mª Teresa Vecilla, Mª Ángeles Prieto, José Miguel Tomé, María José Crespo, Milagros Fernández, Clara Rodríguez, Mª Luz Sánchez y Soledad Valencia.
Pérez Sampayo agradeció la colaboración a quienes han contribuido a que estrenen local. Y entre otros, citó específicamente: «A la familia Baltar Blanco, que ha cumplido su palabra». Se echó en falta, eso sí, a representantes de la enfermería, como la responsable de esta especialidad en el CHUO o la directora de la escuela que forma a los futuros profesionales.


Dos niños, hijos de enfermeros, descubrieron la placa conmemorativa; en la imagen, María Devesa.

Iguazú, Misiones, Argentina.-

Historia de una pionera
LA VOZ DE CATARATAS.com
María Ignacia Dellacroce, tiene 83 años, vive Iguazú desde 1943 año en que llegó con 15 de edad y se quedó para vivir, trabajar, y casarse. Crió seis hijos, ejerciendo y aprendiendo el oficio de la enfermería que desempeñó durante treinta años.
Iguazú (LVC). Doña Mary, como la conocen sus vecinos, es una de las enfermeras jubiladas del Hospital Samic. Es oriunda de Posadas y llegó a la ciudad  a los quince años de edad, buscando a su mamá que nunca encontró. Aquí en Iguazú  se quedó, trabajó, se casó y crió a sus seis hijos, los que le dieron un poco más de 15 nietos y 4 bisnietos.


Durante treinta años trabajó y se desempeñoó en el hospital como enfermera, y también realizó otras tareas, “antes el trabajo era una cosa seria, había que cumplir y saber hacer de todo, no había especializaciones, pero si hoy me preguntan lo que más disfruté diría que fue el sector de nacimientos. Siendo partera, comencé todo cuando me quedé viuda por primera vez, tuve que salir a trabajar porque ya tenía cuatro hijos, fue entonces como comencé a trabajar en la fábrica de palmitos que funcionaba en el barrio de Villa 14, quedaba cerca de lo de Doña Cesar y también me ofreció la doctora Marta Schwarz la posibilidad de entrar en el hospital con un sueldo fijo. La única condición era querer aprender y así acepté. Tuve que pasar por muchos cursos antes de entrar a una sala a ayudar, como todos, pero tuve la suerte de no tener que esperar vacantes para poder trabajar como enfermera. El doctor Smith me preguntó y yo no dudé, comencé a trabajar en ese hospital en el que tuve momentos realmente muy felices. Ahí se criaron prácticamente todos mis hijos, la más chica jugaba en el patio con sus amigas, esperando que terminemos la guardia,  tiempos que no van a volver”, comentó nostálgica a Lavozdecataratas.


Durante los relatos recordando su vida, y de cómo logró criar a seis niños en total, a pesar de haberse quedado viuda en dos oportunidades, relató sobre la situación de Iguazú durante aquellos primeros años de su adolescencia cuando el pueblo solo tenía en el lugar de la Plaza San Martin un patio para bailes.


El club era donde se jugaba básquet durante la semana y se organizaban bailes los sábados, a los que podía ir toda la familia, "porque la ciudad era mucho más chica" dice Doña Mary y cuenta: "se conocían todos y era como una gran familia, en el centro solo había dos escuelas, la Iglesia y el resto de los comercios se encontraban en la subida desde el puerto hasta el correo, que funcionaba en otro edificio. Los chicos podían jugar afuera y por la tarde era algo normal que se metieran para adentro y no se quedaban afuera, a pesar de que era oscuro no había gente caminando de noche, solo si tenían que ir a trabajar, en ese tiempo las mujeres y las jóvenes tenían que hacer caso a la familia con la que vivían, así me pasó a mi cuando vine buscando a mi mamá por barco, había uno que otro almacén pero muchas cosas solo venían de “Meira” Brasil, como por ejemplo la leche y otras cosas. Meira era un lugar pequeño lleno de chacras y hoy es increíble ver lo grande que está en comparación con nuestra ciudad, tan atrasada”, reflexionó.

Enfermería y responsabilidad política

En breve estaremos en el mes mundial de la salud, es una gran oportunidad para llevar adelante estrategias para transmitir de forma clara ...