Junio de 2007, el entonces gerente de Atención Primaria, Rafael Muñoz, decía textualmente: «Si hay algún médico sin trabajo, que me llame, que lo contrato». La bolsa de empleo estaba 'seca' para cubrir las vacaciones de verano en los centros de salud de la provincia. Dos años más tarde, en 2009, se volvía a dar la misma circunstancia. El Sescam contrataba a 157 enfermeras para asumir el verano, pero le faltaban otros tantos médicos para cubrir las vacaciones.
Las circunstancias económicas de entonces nada tenían que ver con las actuales. La palabra parado no estaba en el vocabulario de los facultativos y los enfermeros, aunque en situaciones más precarias, también tenían trabajo. Había fuga de talentos hacia otras comunidades autónomas y países que pagaban mejor, valoraban más a los profesionales y ofertaban más oportunidades y calidad de vida. Entonces, médicos y enfermeras, como ahora, se marchaban a Londres y Portugal, pero el que quería, se quedaba. Hoy no hay opción. De hecho, si la llamada que hizo Atención Primaria en 2007 se repitiera un lustro después, la cola podría dar la vuelta a Marqués de Víllores solo con los especialistas que han acabado la formación este año.
Los médicos se estrenan, después de dos décadas, en las listas del paro y los enfermeros, que antes podían conformarse con las migajas de Navidad, Semana Santa y verano, no tienen nada. Los Médicos Internos Residentes (MIR), los que se han formado en los hospitales de la provincia, en estos momentos no ven la menor oportunidad en su tierra, y promociones enteras de la Escuela de Enfermería tramitan la colegiación en el extranjero o cruzan media España para cubrir una baja de 15 días.
Mala época
Nadie recuerda otra época igual de complicada para los profesionales sanitarios. No hay cifras concretas de la provincia, porque las estadísticas oficiales de parados, las del Servicio Público Estatal de Empleo, no discriminan por médicos o enfermeras, pero los colegios profesionales están asustados de los casos que les están llegando. En el apartado de 'Sanidad y Servicios Sociales' de las estadísticas de parados, la cifra ha pasado de 965 desempleados en abril de 2008 en la provincia a 2.058 en el mismo mes de este año.
De todas formas, no es necesario recurrir a las estadísticas. Los jefes de servicio del Complejo Hospitalario vieron en mayo cómo se iban los especialistas que ellos mismos habían formado. Expedientes brillantes, formados en Albacete, han pasado a engrosar las listas del paro. A los oncólogos les surgen ofertas hasta en las Islas Caimán y ya hay neurocirujanos que no han dudado en reconducir su carrera en Australia.
Pero, como muestra, nada como el caso de Amparo Puerta. Empezó su carrera en la Facultad de Medicina de Albacete con un 9,29 de nota media de acceso; obtuvo el puesto 13º en el examen de ingreso a la especialidad, el conocido como prueba MIR, y se ha formado como médico interno residente, en la especialidad de Medicina Interna, en Albacete. Tiene 30 años, un currículum de vértigo y está en el paro y sin perspectivas, ya no de plaza, sino de una simple sustitución.
Este panorama asusta e indigna a todos, compañeros, decanos y colegios oficiales. El presidente del Consejo de Médicos de Castilla-La Mancha, el albaceteño Francisco Parra, confesaba a este diario que los años ochenta fueron malos, pero también subrayaba que estos son los peores que recuerda. En su caso, llegó de la mili en las navidades de 1981, se colegió y hasta el 24 de abril de 1982 no tuvo ni una sola oportunidad de trabajo. Lo primero que le salió fueron 15 días de trabajo en Villamalea. Había precariedad, porque la treintena de médicos que estaba en la bolsa de trabajo «íbamos a salto de mata», pero por otros motivos que no tienen nada que ver con los de ahora.
Los ochenta
El doctor Parra se encontró con que un mismo médico podía tener hasta tres y cuatro plazas en propiedad con sus respectivos sueldos. Fue en 1983 cuando se aplicó la Ley de Incompatibilidad y aquellos médicos que iban de contrato en contrato temporal accedieron a plazas interinas. Eso sí, por más que se mataran a estudiar, no conseguían la plaza en propiedad porque les faltaban los puntos que da la experiencia. En cualquiera de los casos, hoy, tres décadas después, están «muy indignados porque se nos insulta y nos bajan el sueldo más que a nadie».
También es verdad que no corren buenos tiempos para nadie y, aunque la epidemia del paro haya llegado a los profesionales sanitarios, lo hace, de momento, en menor proporción que en el resto de los sectores. Así, aunque haya más de 2.000 desempleados en ese apartado de 'Sanidad y Servicios Sociales', representan el 4% de los 51.564 albaceteños que engrosaban las colas del paro el pasado mes de abril.
Y, mientras tanto, Albacete sigue fabricando médicos, ya que el viernes se graduó la IX Promoción de la Facultad de Medicina. Su decano, José Martínez, reconocía que la Conferencia de Decanos ya advirtió en su día de que esto podía suceder. El tiempo le ha dado la razón y, efectivamente, no se debía haber optado por más plazas en las facultades. Sin embargo, aun entendiendo que «es una pena que Albacete forme médicos para perderlos», Martínez hizo una lectura positiva para las nuevas promociones. Como hoy en día el médico que sale de la facultad no tiene más remedio que hacer la especialidad, quienes empiecen el grado en septiembre y aquellos que opten ahora al MIR no tendrán problemas cuando acaben. Tienen más de una década de margen. El drama está en las últimas generaciones de especialistas, no en las futuras.
«Los nuevos alumnos y los que tienen que hacer la especialidad tienen margen, el problema son los que acaban de terminar el MIR». Para Martínez, «buscar culpables es un error; hay que aprender de esta crisis; no puedo aconsejar, pero sí reconocer que los más jóvenes son los que tendrán más dificultades». También advirtió de la fortuna de los países que contraten a los graduados españoles, porque están entre los mejor formados del mundo.
Así, la única lectura positiva es que el resto de Europa y el Mundo se rifan a los sanitarios españoles, ya sean médicos o enfermeras.
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