1 nov 2010

Formosa, Argentina.-

Una obra de fé

Catalina Griffioen es desde hace 40 años enfermera en una misión evangélica en Laguna Yacaré, provincia de Formosa, donde trabaja con una comunidad aborigen wichi. Subraya que la fe, que considera "la base de todo", le dio perseverancia en un pequeño poblado que constituye su lugar en el mundo

INGRESO A LA MISION. A LA DERECHA DE LA IMAGEN SE OBSERVA LA CAMIONETA Y PARTE DE LA CASA DE CATALINA

"Más de una vez quise agarrar la valija. Ahora soy wichi con ellos, pero sin plumas y gringa". Catalina Griffioen sonríe a la distancia, se la percibe distendida y alegre en una entrevista telefónica con este diario. Desde hace cuarenta años se desempeña como enfermera en una misión de la Iglesia Hermanos Libres en Laguna Yacaré, en la provincia de Formosa, en un sector limítrofe con Chaco.
En viviendas diseminadas en la zona residen unos 150 integrantes de la comunidad aborigen wichi y también habitantes "criollos", como se los denomina en el lugar. Catalina, por supuesto, forma parte de esta gran familia; vuelve a sonreír y recuerda que "llegué a conocer acá el 22 de diciembre de 1969 y vine a quedarme en marzo de 1970. Hace más de cuarenta años que me aguantan".

Sostén
Es "gringa" de Holanda, pero arribó a Tres Arroyos a los seis años de edad con sus padres y ocho hermanos. Comenzó los estudios primarios en la zona rural, en la Escuela 20, que se encuentra ubicada en avenida Caseros al 3500; también cursó en el Colegio Holandés, donde tuvo la oportunidad de trabajar en el internado.
En nuestra ciudad vivió la infancia, adolescencia y los inicios de su juventud. Partió hacia la capital federal a los 22 años para realizar los estudios secundarios y de manera simultánea, la carrera de enfermería en el Hospital Británico. La acompañó en este viaje y nuevo desafío su hermana Annie, quien actualmente vive en Holanda.
Catalina cumplió 70 años el 10 de octubre y hubo fiesta en la misión. Un reconocimiento que congregó a unas 250 personas ¿Cómo mantuvo la perseverancia en una tarea plena de dificultades? Su explicación es sencilla y a la vez, remite a una experiencia personal determinante: "Sin estar con el Señor es muy difícil, me sostuvo durante todos estos años. Es muy lindo que el Señor lo quiera usar a uno para evangelizar y para ayudar a esta gente, ellos también pueden gozar ahora de la salvación. La fe es la base de todo".
Percibe un salario del Ministerio de Salud y está próxima a jubilarse como enfermera. De todos modos, su intención es "seguir activa, si me da el cuerpo, diez años más. A los ochenta sí, quiero largar todo".
Su vida está en la misión y admite por ello que "me costaría mucho si me tengo que adaptar, por ejemplo, a Tres Arroyos. Por más que cuente con familia allá". Es una integrante de la comunidad, para algunos una hermana, para otros una madre o abuela; "los wichi no lo expresan, siempre se quedan un poco de lado, son tímidos, pero soy una de ellos. Aunque no lo digan directamente", indica.

Emoción
Dice que la celebración de su cumpleaños fue "muy linda, emotiva". Asistieron tres de sus ocho hermanos (Annie, de Holanda; Jacobo, de Tres Arroyos; y Nicolás, de Mar del Plata) y otros familiares; personas de lugares alejados que conoció a través del equipo de radio, con quienes pudo finalmente encontrarse personalmente; sus vecinos de Laguna Yacaré; y otros amigos.
Habla de la "unidad entre el pueblo de acá, mis hermanos, los radioaficionados. Todos con ganas de colaborar y respeto mutuo". Y admite: "¡Sabés como lloré! ¿no?". El encuentro con radioaficionados resultó especial, luego de mantener contacto únicamente a través de los equipos de comunicación llegó el momento de estar juntos, darse un abrazo: "En la despedida no pudimos evitar las lágrimas, ¡era como si nos conociéramos desde hace años!", expresa.
Catalina observa que tanto cariño constituye "un hito en mi carrera" y además "una inyección de ánimo muy grande. Agradezco al Señor que me dejó vivir esos días muy intensos. Muchos hicieron viajes largos, es hermoso lo que han hecho, sentí una gran emoción".

"Un triunfo grande"
La Iglesia Hermanos Libres cuenta con una comisión en la capital federal y grupos de trabajo, uno de ellos relacionado con las actividades que se desarrollan en Laguna Yacaré. "Cada uno realiza una tarea de acuerdo a su talento -explica-. Hace lo que sabe y lo que puede".
Al pequeño poblado lo separan de la ciudad de Formosa unos 430 kilómetros. La ruta 81 permite viajar por asfalto hasta Laguna Yema; los 60 kilómetros de distancia desde allí hasta la misión se deben recorrer por tierra. "Si llueve no pasa nadie", comenta y de inmediato valora, de todos modos, que "cuando yo llegué el asfalto no iba más allá de Formosa. Ahora tenemos una ruta pavimentada que pasa por Yema. Y al camino de tierra lo llamamos ruta, antes le decíamos picada porque era una senda donde apenas pasaba una vehículo, con curvas y contracurvas. Nos alegran las mejoras en los caminos".
La iglesia, un comedor, la escuela primaria y la escuela agrotécnica, un hogar de niños y la sala de salud son un reflejo de esta obra en medio de la comunidad aborigen wichi. Según menciona, "trabaja gente de todos lados. Hay chicas de Salta, de Jujuy, también formoseñas"; con orgullo, hace referencia a "un profesor que hizo la escuela primaria acá, el secundario lo cursó afuera, se recibió de docente y volvió a dar clases".
La última lluvia importante tuvo lugar en mayo. El clima es cálido y árido, con temperaturas que avanzada la primavera y en verano parecen no tener techo. En forma reciente se concretó la instalación de un tanque de agua, para proveer a los habitantes a través de una red que se extienda a las viviendas; ella sigue utilizando el histórico aljibe, porque -según argumenta- "el agua es muy buena, mejor que la que se obtiene por perforación. La gente tiene en sus casas, pero es salitrosa y la napa no alcanza para todos; estamos esperando con ansiedad que llueva, para que así levante más la napa".
La energía se obtiene mediante un generador que incorporó el gobierno provincial, que se pone en funcionamiento unas cuatro horas por la noche. Relata que "en mi cumpleaños le pedí a un muchacho que lo haga andar más horas". Otros medios de abastecimiento que utiliza son las pantallas de energía solar y un pequeño molino de generación eólica. En un territorio de difícil acceso, poco poblado y alejado de grandes centros urbanos, los avances quizás son lentos y muy valorados. Catalina señala que "antes yo me iba a hacer los partos por las casas con un farol a querosén".
El comedor es abierto, "asisten todos los que quieran venir". En el hogar de niños hay unos 35 pequeños -todos "criollos"- que reciben desayuno, almuerzo, merienda y cena, así como la ropa, en forma gratuita. Indica que "la Iglesia es la parte más importante", fortalece la integración de los wichi con quienes buscan darles ayuda; cuenta con una escuela dominical, donde son recibidos una gran cantidad de chicos.
En la escuela ante todo se alfabetiza, a niños y a personas más grandes, como ocurrió con "uno de los líderes de la Iglesia. Un aborigen que aprendió a leer y a escribir en la misión textos de la Biblia. Es un triunfo grande". El secundario tiene orientación agrotécnica y "hay muchos wichi que quieren seguir estudiando. Están aprendiendo más, no tenían la disciplina del horario, de a poco le dan importancia a continuar con las clases". A unos seis kilómetros hay una huerta, que adquiere vida con agua del río que se extrae mediante una bomba: "Se enseña a sembrar, a cultivar, a tratar con los animales -enumera-. Hay chivos, vacas, algunos búfalos y la verdura. Ellos no solían comer verdura, ahora la consumen".
Es la única enfermera en la misión, pero a unos 1500 metros el Ministerio de Salud instaló otra sala. Plantea que "por lo general la gente sigue viniendo acá, ya están acostumbrados con uno y además consigo muchos medicamentos".

La nueva casa
Hasta hace pocos años, Catalina residió en una casa de forma semicircular, cubierta de lado a lado por una estructura de chapa. Con esfuerzo, logró mudarse a una casa nueva, "más fresquita, especial para una viejita", según manifiesta con humor.
Dispone de una camioneta para ir a las localidades vecinas y el otro medio de movilidad, para las distancias más cortas, es una bicicleta que usa habitualmente.
Parada sobre una silla y en un rincón de la casa, donde alcanza a tener una razonable señal para comunicarse por teléfono celular, reitera su satisfacción. Recibe cariño y en sus palabras, se aprecia que es un motivo de felicidad. Una felicidad sin palabras, a puro gesto, porque "los wichi nunca se animan a hablar para nada. De repente se aparecen con lágrimas en los ojos en el día de mi cumpleaños. Los conozco a muchos desde que nacieron, se prácticamente lo que piensan".





LA HUERTA, EL HOGAR DE NIÑOS Y LA SALA DE SALUD





CORRIE ATTEMA, DE TRES ARROYOS, Y LOS CHIVITOS, UNA DE LAS OPCIONES PRODUCTIVAS DE LA ZONA
Origen
La misión de la Iglesia Hermanos Libres en Laguna Yacaré comenzó en 1958. Fue impulsada por Alberto Budini, un cordobés que buscó brindar ayuda a los wichis y se quedó entre ellos para ayudarlos. Allí conoció a su esposa Josefa, una docente que se acercó al lugar; tuvieron cinco hijos. Permanecieron en el lugar hasta 1978.

Radioaficionada

El conocimiento de las prácticas del radioaficionado es de suma utilidad para establecer contacto con otros lugares. Una anécdota lo refleja con elocuencia. "Tenía hace dos años una chica embarazada, había una doctora acá en la misión. Corrían peligro las vidas de la chica y el bebé, el camino no se encontraba en condiciones. Me comuniqué con Laguna Yema por radio, cargaron la chica en un vehículo especial y la llevaron hasta la ambulancia, que llegó hasta donde pudo; la trasladaron hasta Lomitas, que queda a 150 kilómetros. Así pocas horas después que salió de Yacaré ya estaba en cirugía y se salvaron los dos".

Una buena señal

La entrevistada observa que hubo avances en la integración mutua entre la comunidad wichi y los "criollos". Expresa que "es difícil pero hay integración" y como una muestra sostiene que "hay varios matrimonios de mujeres wichis con muchachos 'criollos' o a la inversa. Antes era mucho más grande la discriminación, veo cambios positivos".

En camioneta
En 2009, con la camioneta que tiene a disposición y acompañada principalmente por docentes, viajaba cada quince días a Laguna Yema para "hacer una obra espiritual con los chicos de allá también. Este año no lo pude hacer, pero para 2011 lo estoy programando". Es uno de los múltiples usos de la camioneta, que es valiosa para desplazarse desde una zona que está lejos de las ciudades de mayor dimensión.

Producción

"Los wichi están en época de transición", señala Catalina sobre las características de las actividades productivas en Laguna Yacaré. Puntualiza que "antes vivían de la caza, de la pesca, de la cosecha del monte. Ahora algunos tienen cría de chivos, cambiaron su forma de alimentación". Y agrega que "prácticamente todos reciben alguna pensión, un beneficio del gobierno provincial".

Crecimiento

La enfermera recuerda la cantidad de personas que celebraron junto a ella su cumpleaños y se entusiasma debido a que fue creciendo el grupo de colaboradores y amigos. "Hay muchos que acompañan", dice con gratitud. Para mantener un contacto, el teléfono celular y el equipo de radio siguen siendo las vías adecuadas. Es que todavía son muy pocos los que cuentan con Internet (tampoco es generalizado el acceso a la televisión).

Escribe Alejandro Vis

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