En Euskadi se registran 1.200 accidentes con jeringuillas, de los que 200 son graves
http://www.elcorreo.com/alava/v/20110202/pvasco-espana/enfermeros-exigen-agujas-especiales-20110202.html
Son riesgos del oficio pero con fatales consecuencias. Se trata de los pinchazos accidentales que, con demasiada frecuencia, sufren los profesionales de la sanidad y, de forma particular, los enfermeros. Quien lo sufre no sólo se expone a contagiarse de enfermedades tan graves como el sida o la hepatitis, sino que además se enfrenta a sufrir estigmatización. Por ello, la Organización Colegial de Enfermería y, en concreto, los colectivos vascos, han emprendido una campaña para exigir la aprobación de normas que obliguen a usar material -jeringuillas y lancetas, fundamentalmente- con dispositivos de seguridad que encapsulan las agujas al extraerlas del cuerpo después de hacer una punción.
La reclamación no es un capricho. Se basa en una directiva aprobada por la Unión Europea el pasado año, cuyo cumplimiento por parte de los Estados se ha pospuesto a 2012. Dado que en España las competencias sanitarias están transferidas a las comunidades autónomas, el plazo de cumplimiento se alarga aún más. Por ello, los profesionales de la enfermería creen que ha llegado ya la hora de que se aprueben normativas específicas en materia de bioseguridad. Los Gobiernos de Madrid, Baleares, Castilla-La Mancha, Galicia y Navarra ya lo han hecho. Euskadi, de momento, carece de regulación.
¿Significa esto que en el País Vasco no se utiliza material seguro? «No se puede generalizar en el sentido de decir que no se usa. Pero nuestra reivindicación es para que se apruebe ya una normativa que obligue a usarlo en todos los centros, públicos y privados, y en cualquier situación. Mientras no haya legislación específica, no existe la obligación», señala María José García Etxaniz, presidenta del Colegio de Enfermería de Vizcaya, entidad organizadora de unas jornadas sobre esta materia que reúnen a más de 600 profesionales en el palacio Euskalduna de Bilbao.
García Etxaniz no habla por hablar. «En el País Vasco se registran alrededor de 1.200 pinchazos anuales. De ellos, cerca de doscientos son graves», resalta. 'Grave' significa que conllevan riesgo de transmisión de infecciones por vía hemática. El dato está sacado de un estudio realizado en 106 centros de todo el país. Según este informe, el número de accidentes con agujas se acerca a los 18.500 y algo más de 3.200 tienen consecuencias bien porque transmiten una enfermedad o bien porque obligan a tomar medicación al enfermero que lo sufre para prevenirla. La investigación -realizada por la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene y el Consejo General de Colegios Oficiales de Enfermería de España- advierte, no obstante, que las cifras pueden quedarse cortas debido a «la infradeclaración» de este tipo de incidentes ya que «el miedo a la estigmatización y la marginación lleva a un elevado número de profesionales a no declarar sus accidentes».
Y es que uno de cada diez sanitarios que se pincha accidentalmente se expone a contagiarse del virus de la hepatitis C; uno de cada veinte tiene el riesgo de que le transmitan el virus del sida y uno de cada cincuenta, el de la hepatitis B. Según el colectivo de enfermeros, la implantación de los mecanismos de bioseguridad en toda la sanidad -jeringuillas retráctiles y la obligación de inocular con guantes- reduciría el riesgo de sufrir un accidente en un 85%. En términos económicos, también sería positivo porque ahorraría al sistema sanitario en torno al 73% porque evitaría bajas laborales, en algunos casos muy largas. Desde el congreso de Bilbao, el colectivo de enfermos alzó la voz para que su demanda sea atendida por el Ministerio de Sanidad y todas las consejerías del ramo, así como por Trabajo, ya que «estas medidas han de contemplarse en el marco de la prevención de riesgos laborales».
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