9 ago 2011

ARGENTINA, ENTRE RIOS

Médicos y enfermeros contaron detalles de la atención a Rivas

Los facultativos explicaron sobre las características de la herida que presentaba la mujer. Uno de ellos aseveró que el golpe que le provocó la lesión pudo haber sido causado por un culatazo. La única imputada prefirió el silencio.


Los testigos relatan la llegada de Rivas al hospital San Martín.Los testigos relatan la llegada de Rivas al hospital San Martín.Los testigos relatan la llegada de Rivas al hospital San Martín.Los testigos relatan la llegada de Rivas al hospital San Martín.Los testigos relatan la llegada de Rivas al hospital San Martín.Los testigos relatan la llegada de Rivas al hospital San Martín.Los testigos relatan la llegada de Rivas al hospital San Martín.
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Los testigos relatan la llegada de Rivas al hospital San Martín.



Fuente: UNO/Diego Arias.

La segunda jornada del juicio contra Liliana Rivas, única imputada por el asesinato de Enzo Benedetich, no aportó demasiadas novedades en el marco de la investigación por el crimen ocurrido el 26 de setiembre de 2009.

 

Por el estrado judicial pasaron ocho testigos, entre enfermeros y médicos, quienes contaron los pormenores de la asistencia médica que recibió la viuda, cuando llegó al hospital San Martín de Paraná.

 http://www.unoentrerios.com.ar/policiales/Juicio-a-Rivas-declararon-medicos-y-enfermeros-en-la-segunda-jornada-20110809-0021.html

Los testimonios versaron sobre la modalidad implementada para efectuar las curaciones a Rivas, la constatación de su estado general, aunque en mayor medida dieron cuenta sobre las características de la herida que presentaba la mujer.

 

La segunda jornada de debates se reanudó con la declaración del médico de guardia del hospital San Martín, Ramón Antonio Rizzo, quien se encargó de atender a la mujer en su llegada al nosocomio, incluso detalló acerca de su estado de ánimo, informó sobre la herida que presentaba en la cabeza y ratificó la muerte de su pareja.

 

Después llegó el turno de Gloria Mercedes Capri, una de las enfermeras, quien manifestó en primera instancia que la mujer confesó haber sido asaltada.

 

En este tramo de su exposición la enfermera contradijo al médico Rizzo, ya que el primero sostuvo que Rivas sólo recibió analgésicos, sin embargo la mujer que también atendió a la esposa de Benedetich afirmó que le suministraron ansiolíticos.

 

Además testimoniaron los enfermeros Jonathan Julio Smat y Roque José Viraume, encargados de brindar las primeras atenciones a la viuda y de tener el primer contacto con el cuerpo del ex basquetbolista.

 

De la misma forma compareció el cuidador de autos Esteban Gustavo Alberto Pérez, que se desempeñaba frente al hospital San Martín. Su relato versó sobre las alternativas de la llegada del Honda Fit a la zona del nosocomio y su apreciación del estado emocional de Liliana Rivas.

 

El médico de la Policía, José Manuel Sitauder, revisó a la mujer el día después del hecho. Según consideró, la herida que presentaba era suficiente como para causar una pérdida de conciencia.

 

En la parte final de la audiencia prestó declaración el médico policial Maxiliano Siromski, convocado de urgencia para constatar el estado general de Liliana Rivas y determinar la magnitud de la lesión que presentaba en la cabeza.

 

A su criterio "no hubo una lesión severa, se puede decir que fue leve", dijo en el comienzo de su testimonio.

 

Consultado por la Fiscalía de Cámara el profesional explicó que un golpe en ese lugar "puede llegar a generar un dolor de cabeza", y a la vez admitió que "la herida fue ocasionada por un elemento duro".

 

Al momento de analizar la herida dijo que "se encontraba en el cuero cabelludo, lado derecho, región frontoparietal".

 

Más adelante hizo mención a "la sangre que había en la región umbilical" de la única imputada en el caso.

 

Al respecto de esa situación indicó que "la sangre ubicada en esa región fue provocada por la herida" en la cabeza.

 

"Fui al lugar donde estaba el coche -en referencia al Hond Fit de la pareja- y estuve con los policías", aludió el facultativo. Pero al momento de hacer referencia al estado general del vehículo sostuvo que "no había mucha iluminación en el lugar, había sangre y orificios en el asiento del acompañante".

 

Del mismo modo señaló que el automóvil se encontraba frente al nosocomio y estacionado a 45°.

 

Por su parte la parte querellante indagó al testigo en relación al estado de ánimo de Rivas. Allí el profesional aseguró que la "mujer estaba llorando", y prosiguió diciendo que "le pregunté '¿Dónde trabajaba el marido'", a lo que ella respondió: "En Coinauto". En otro orden agregó: "Le pregunté dónde tenía el golpe".

 

Siromski reconoció que su presencia es requerida "cuando hay un herido de arma fuego y de arma blanca, además en casos de violencia familiar" y que sobre este caso en particular "me dijeron que había ingresado al hospital un señor fallecido con arma de fuego".

 

"Examiné a la señora Rivas entre las 23 y las 0 horas", añadió.

 

Desde el Tribunal interrogaron sobre la magnitud de la herida que presentaba Rivas y las consecuencias que le pudo haber ocasionado. Para el facultativo "lo más frecuente es que un traumatismo de esas características puede llegar a producir una pérdida de conocimiento de 1 minuto. Es posible que ocasione aturdimiento, cefaleas y vómitos".

 

Párrafo seguido dejó entrever que "un golpe recibido con el culatazo de un arma puede ocasionar esta herida".

 

El último testimonio llegó de la mano de Luis Molteni, médico forense, quien atendió a Liliana Rivas durante la noche 27 de septiembre de 2009, es decir la jornada posterior al crimen de Enzo Benedetich.

 

"La señora presentaba un capitón, es decir una gasa atada que cubría una herida en la región parietal derecha. Tuve que correr la gasa y pude constatar que la herida estaba suturada; la herida no presentaba escoriaciones ni hematomas", añadió.

 

Asimismo detalló que "no pude ver las características ni la profundidad de la herida".

 

En su intervención la querella indagó sobre la situación emocional de Rivas. Ante ello el médico respondió que "se encontraba tranquila, pero no conversamos. Ella sólo me dijo que la lesión que tenía era por un golpe".

 

Además remarcó que "si hay pérdida de conocimiento el paciente puede quedar obnubilado –cuadro confuso– durante algunos minutos, pero sin pérdida de conciencia".

 

Párrafo seguido aclaró que "alguien obnubilado no podría conducir un auto".

 

"La persona queda en estado crepuscular y ello puede durar el tiempo que haya habido pérdida de conocimiento", amplió.

 

La primera jornada


En la primera jornada, Liliana Rivas se abstuvo de declarar ante el tribunal. Está acusada de Homicidio doblemente agravado por el vínculo y por alevosía. La juzga el tribunal de la sala II integrado por Raúl Herzovich, Marcela Badano y Marcela Davité. Actúa como querellante el doctor Marcos Rodríguez Allende y como fiscal el doctor Leandro Ríos. En tanto, Rubén Pagliotto y Guillermo Vartorelli, son los encargados de defender a la imputada. 


El ex basquetbolista fue asesinado de cuatro balazos en el interior de su automóvil. De testigo, Rivas pasó a ser imputada y detenida un breve tiempo en la Unidad Penal VI de la capital entrerriana. Tras varias idas y vueltas, finalmente la viuda fue procesada, trámite avalado por la Sala I de la Cámara del Crimen.

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