Carlos Contreras Chipana
El tono de su voz es más agudo de lo normal pero se entiende claramente lo que tiene que reclamar.
Conversar unos minuto con Rosmery Rivas Chinchihualpa, de 21 años, es suficiente para comprender esas ganas de luchar, seguir adelante y caminar firmemente hacia las metas... Sin embargo, sus palabras pronunciadas con mucho esfuerzo se quiebran ahora, se entreveran de pena y cólera, porque lentamente siente que le están cortando las alas para superarse en la vida.
Rosmery es una estudiante de enfermería y hoy es víctima de discriminación por parte de aquellas personas que en un inicio confiaron en ella y que ahora le cierran las puertas por sufrir de labio leporino.
En el interior de su vivienda de material noble, en Pachacámac, la joven cierra los ojos para empezar a recordar el tormento que vive día día. No le es fácil. Ella no puede continuar sus estudios en la Escuela de Enfermería "San Felipe", institución afiliada a la Universidad Ricardo Palma, porque dice su directora Blanca Chang Amat, que "no se le entiende".
La citada institución ubicada en Huaycán acoge a cientos de jóvenes que viven en Lima Este. En el 2008, Rosmery intentó ingresar pero le negaron la admisión por "un problema de comunicación". Recién un año después se pudo convertir en una feliz alumna. Para lograrlo, tuvo que comprometerse a pasar por una operación para rendir los cursos correspondientes y realizar las prácticas en los hospitales.
Ya en el 2010, la vida le sonreía a Rosmery. Vestida de blanco recorría los ambientes de diversos nosocomios atendiendo pacientes, estaba en el cuarto ciclo de su carrera y practicaba sin problemas.
A inicios del año pasado las cosas cambiaron. Tenía que cursar Enfermería Médico Quirúrgico I pero no lo llevó, le impidieron matricularse en la asignatura "por aún mantener la malformación congénita y padecer de un leve problema de dicción". "Yo expliqué que mi tratamiento era largo y que cada año mejora, además pasaba por una terapia de lenguaje", recuerda, con tristeza. Desde ese tiempo se truncaron sus estudios por retraso.
Este año, la Defensoría del Pueblo intervino y permitió que la joven sea reincorporada en dicha institución. El jefe de la Oficina Defensorial de Lima Este, Manlio Álvarez, explicó que tras una reunión con la directora de San Felipe, esta última se comprometió a regularizar la matrícula y garantizar la continuidad educativa.
"No se condicionará la matrícula al informe médico y las operaciones". Ella lo único que desea es terminar de estudiar.
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