En el marco de los debates actuales sobre el futuro de la enfermería, y ante las reiteradas señales de alerta emitidas por organismos internacionales, presento esta reflexión con el propósito de aportar una mirada crítica y fundamentada sobre una problemática que atraviesa a los sistemas de salud a nivel global. Esta postura —que asumo como profesional del campo y como Lic. Sandro Ortega— busca poner en valor el rol de la enfermería y evidenciar la necesidad urgente de políticas que garanticen su continuidad y fortalecimiento.
La enfermería no está en vías de extinción; por el contrario, es una profesión en permanente expansión, con una demanda creciente y un rol esencial en todos los niveles del sistema sanitario. Desde las emergencias y los cuidados paliativos hasta la salud ambiental y la gestión del riesgo, la enfermería sostiene silenciosamente estructuras críticas de la salud pública y comunitaria.
Sin embargo, resulta contradictorio que, desde hace más de dos décadas, se advierta un déficit global de personal de enfermería, una brecha que lejos de cerrarse, continúa profundizándose.
Sostengo firmemente que esta problemática no responde a una falta de vocación, sino a la ausencia histórica de políticas sostenibles de retención, desarrollo profesional y recambio generacional.
No existen estrategias claras que acompañen la permanencia en la carrera, ni programas estables que incentiven a las nuevas generaciones a elegir la enfermería como proyecto de vida. Tampoco se observa una inversión real en políticas públicas destinadas a atraer futuros profesionales, ni en asegurar empleos estables y sustentables para quienes egresan cada año de nuestras instituciones formadoras.
La enfermería seguirá creciendo en importancia.
Lo que debe crecer, de manera urgente y proporcional, es la decisión política de construir un futuro sólido para quienes sostienen el cuidado en nuestra sociedad.
Lic. Sandro Ortega
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