19 feb 2010

España.-

R. González | jefa de la Unidad de Enfermería del Equipo de Atención Primaria de Rochapea
"He luchado como una gladiadora contra Salud"
http://www.noticiasdenavarra.com/2010/02/18/sociedad/navarra/he-luchado-como-una-gladiadora-contra-salud
 
Rosario González ha batallado legalmente durante 15 años contra los "obstáculos diabólicos" diseñados por el Servicio Navarro de Salud-Osasunbidea para que no ocupara una jefatura ganada legítimamente. Enfermera y abogada, ha llevado su propia defensa y ha tumbado a la Administración
pamplona. ¿Por qué el Servicio Navarro de Salud-Osasunbidea le impidió acceder al cargo de jefa de Zona Básica hace tres lustros?

La Constitución legitima la libre designación, pero en 1994 se aprobó un decreto en el que por primera vez en el acceso a las jefaturas de unidades asistenciales o de enfermería se dejaba que la empresa, el Gobierno, escogiera entres dos fórmulas: libre designación o concurso oposición. Salud sacó la convocatoria en 1994, estrenando el decreto, y hubo ingenuas que nos presentamos. Algunos pensábamos que, más allá de que la libre designación sea legítima, los principios de la igualdad en mérito y capacidad son más objetivos, pero bajo aquella figura del decreto se quería legitimar el acceso de personas que gozaban de la confianza de quienes convocaban la plaza. Como algunas personas accedimos sin ser esperados, se inició el procedimiento que ha concluido con la sentencia del Tribunal Constitucional a mi favor.

Enfermera y abogada, una combinación chocante. ¿Por qué decidió ejercer su propia defensa?

Entiendo que pueda ser singular. Primero hice Enfermería, pero siempre he tenido inquietud intelectual y por ello cursé Derecho en la UNED. No son vocacionales ninguna de las dos profesiones. Ahora estudio Psicología y con cada uno de los perfiles que adquiero estoy satisfecha, eso sí, creo que en todas las familias debería haber un médico y un abogado para poder sobrevivir en esta selva. Decidí ejercer mi propia defensa porque cuando comenzó este proceso tenía energía para hacerlo aunque no probablemente la cualificación técnica que exigía el procedimiento, además, estaba convencida de que lo que me sucedía era un disparate democrático. Un abogado no habría cobrado menos de 25.000 euros por este caso.

¿Cuál ha sido la estrategia de Salud?

Un ejemplo: el mío en términos de formación específica era uno de los expedientes con mejor posible calificación, pero en la fase de baremación recibí cero puntos, en ese momento algo se despertó en mí: pregunté que había pasado y la respuesta fue una agotadora carrera de diabólicos obstáculos.

David contra Goliat.

Sí, pero me gusta más otra figura más humilde, la del gladiador. Cuando opositaba estaba dispuesta a ser un generalillo al servicio del Imperio Romano, pero luego tuve que salir a la arena aunque apetecía no hacerlo. A veces a la vida llaman temas que no apetecen y caben dos opciones: comprometerse o dejar pasar. Yo opté por lanzarme a la arena contra el Servicio Navarro de Salud, que en esta metáfora es el Imperio Romano, porque mi estructura personal es de guerrero.

¿Se imaginó un litigio de 15 años?

No. Cuando la segunda sentencia, la del Tribunal Superior de Justicia de Navarra, dejó claro que yo era la jefa legítima pensé que terminaría ahí, pero Salud me sorprendió con dos resoluciones en las que se me nombraba y cesaba el mismo día. Ha jugado una partida de ajedrez con tretas que mi imaginación nunca hubiera podido idear, pero yo estaba dispuesta a llegar al Tribunal de Estrasburgo y al Intergaláctico si lo hubiera.

¿Por qué tanto empecinamiento de la Administración contra usted?

Esa es mi pregunta. Pero no creo que mi caso sea el único, aunque sí el que más ha aflorado porque ha llegado a tener el reconocimiento del Tribunal Constitucional. No estamos muy distantes de la Edad Media, la Administración es un moderno castillo feudal y nosotros sus súbditos.

¿Cuánto le debe el Gobierno?

La sentencia tiene carácter retroactivo con todos los derechos inherentes al puesto. Desde 1995 nunca he dejado de ser jefa, pero llevo 15 años esperando ejercer. Me han tenido que pagar el unos 66.000 euros. Como cada lustro ha habido una sentencia firme, cada cinco años el Gobierno iba pagando la condena con carácter retroactivo. Este empeño de la Administración en represaliar a un empleado que se atreve a desfiarla le ha costado al erario público esos 66.000 euros multiplicados por dos, porque durante estos años el puesto ha sido ocupado por otros.

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