30 oct 2010

Haití.-

La muerte llegó por el río
http://www.abc.es/20101029/internacional/muerte-llego-20101029.html
Sanitarios españoles de MSF luchan en el Hospital Saint Nicholas para frenar la epidemia de cólera en Haití
Llegamos al nido del cólera. A nuestro taxista, Eugène Wilfrid, no le hace gracia la carrera. Se santigua y mira al cielo cuando nos deja a las puertas del hospital Saint Nicholas, en la ciudad de Saint Marc. A pocos kilómetros de aquí se encuentra el foco de la epidemia, el río Pond Sondé, que atraviesa la provincia de Artibonite. Se cree que allí unos recolectores de arroz propagaron la enfermedad tras haberse infectado con la bacteria en sus turbias aguas. «El 17 de octubre comenzaron a registrase las primeras diarreas fuertes en la zona. El primer caso de cólera se diagnosticó el 21 de octubre. La epidemia ya se ha cobrado 305 muertes y 4.747 hospitalizaciones», confirman desde Cruz Roja Española en Haití.
La gente se agolpa a las puertas del Saint Nicholas. El portón está cerrado y sólo se puede acceder por una puerta pequeña. El policía, porra en mano, nos invita a saltar sobre una colchoneta empapada de cloro y a lavarnos las manos bajo el grifo del depósito de agua clorada. «Lave men», advierte un cartel en francés creole.
Vómitos, diarreas, llantos de niños, gestos de dolor y miradas huidizas pueblan la improvisada carpa donde los pacientes son recibidos y rehidratados. Aquí Médicos Sin Fronteras (MSF) España gana poco a poco la batalla a la epidemia. Omar, un «tetuaní-andaluz»; Elisa, una enfermera de Zaragoza, y otra enfermera californiana no dan abasto: suero oral por aquí, botella de agua por allá, un termómetro para el bebé, otro vaso de agua por acá. Agua, agua y más agua embotellada... esa es la cuestión. La muerte vino del agua del Pond Sondé. Y el agua embotellada o tratada preserva la vida.

De repente, el líquido elemento fuera de una botella es la mayor de las amenazas. Incluso se mira con miedo cuando fluye de un grifo. Evitarla y la higiene extrema son el remedio. «No bebas agua sin embotellar, tampoco de las bolsitas que venden en la calle», recomienda una enfermera.
Matar en cuatro horas
Manise y su pequeña Manouche aguardan en la sala de rehidratación, improvisada en el patio del hospital Saint Nicholas bajo una carpa. «Creemos que bebió o comió algo que le hizo encontrarse mal. Vomitó. Vinimos rápido», explica la madre aliviada. «Otros, los que viven lejos del hospital o no advirtieron los peligros de una enfermedad que puede matar en cuatro horas, no corrieron la misma suerte», explica uno de los doctores del Saint Nicholas. Médicos mexicanos o de la Brigada Médica Internacional Cubana atienden el centro.
Visitamos el lugar donde se trata a los enfermos de cólera. Un itinerario que causa estupor, náuseas. Pacientes sentados o tumbados sobre un colchón en el suelo. Un niño sobre una olla a modo de inodoro. Palanganas para vomitar. Llantos de bebés. Muchas moscas. Condiciones extremas. Calor... Pero también ganas de agarrarse a la vida: médicos y enfermeras que atienden sin parar y alguna sonrisa ante el visitante inesperado.
Abandonamos el centro y nos dirigimos al Pond Sondé. Eugène pone cara de pocos amigos. Junto a sus sucias aguas se agolpan chabolas, y los comerciantes hacen su particular agosto en el puente de la carretera. La vida sigue entorno al río. Mujeres van y vienen con recipientes de agua de pozos cercanos. Se venden verduras, plátanos y toda clase de frutas. «En Haití somos diferentes. Yo sí que me lavo las manos. Mucho. Pero sé que aunque no lo hiciera, Dios me iba a proteger», piensa Simón, uno de los vendedores. Por su parte, la Organización Panamericana de la Salud recordó que el cólera aún puede propagarse «a una velocidad explosiva», y aseguró que «podría permanecer años latente en Haití». Endémico entonces. El país más pobre de América, siempre amenazado.

1 comentario:

  1. En este caso,no hay otro remedio que beber agua embotellada.No obstante os dejo mi mensaje:
    Las embotelladoras nos venden que es mejor comprar un envase de agua por persona, por eso de tener que compartir el agua. El tema real es que se puede usar el envase de agua mineral, para llenarlo de agua del grifo, y compartir este sin que nadie tenga que llevar engorrosos vasos. Usando una simple Boquilla Personal, que son de uso individual para cada persona, que evitan tener que poner los labios donde otra persona los ha puesto(que es lo que no queremos), y que te permite beber de forma higiénica.

    Es necesario compartir el agua de una botella, y cuando se acabe, llenarla en una fuente(no comprar mas agua mineral),tenemos que esforzarnos en beber del grifo usando Boquillas Personales, un invento que va a cambiar la forma de beber y va a permitir compartir sin derrochar, sin gastar, y sin tener que reciclar.

    Únete a la gente con clase, utiliza Boquillas Personales, comparte tu agua del grifo, y pasa de comprar y de generar residuos plásticos. www.boquillapersonal.es

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