3 abr 2013

La enfermería, un sector en riesgo de extinción

Un profesional con cinco años de universidad gana dentro de un hospital público casi como un empleado de maestranza. Esta falta de incentivos hace peligrar la vocación de un recurso fundamental para el sistema sanitario


Un recurso escaso y muy bien preciado por los sistemas de salud

La enfermería tiene 2.000 años de antigüedad. En sus inicios, el imaginario la vinculaba con una religiosa con vocación samaritana, cuya misión era cuidar enfermos y asistirlos. La ciencia médica creció, la medicina se modernizó y los tratamientos comenzaron a ser implementados por personal idóneo y más profesionalizado en colaboración con el médico.

Así comenzó a crecer la actividad de la enfermería al punto de instalarla como columna vertebral de asistencia en todas las áreas de la medicina. En nuestro país fue una médica irlandesa llamada Cecilia Grierson, la que dio un primer paso al crear la escuela de enfermería nacional y haciendo historia en esta actividad. Grierson buscó separar la actividad profesional y lo que realmente era el rol del enfermero al lado de un médico. Ella dio fin a aquella histórica figura de la enfermería ligada a la religión.

Aunque hubo un antes y un después de la creación de la primera escuela de enfermería, la sociedad ha tenido –podríamos decir hasta hoy– una mirada sobre la enfermera en la que se la aprecia como a una persona "que debe estar" pero a la que no se valoriza profesionalmente y a la que se le desconoce su verdadero rol dentro de la medicina.

Algunos la califican de personas subalternas y otros aún tienen esa mirada de una persona con vocación de cuidar enfermos como lo eran las religiosas. Lo cierto es que la actividad de la enfermería hoy tiene nivel universitario, su formación es calificada y a pesar de haber diferentes escalafones de formación, como en cualquier otra actividad, es un sector laboral muy importante para todos los sistemas de salud al punto de descubrir que hoy la falta de recursos se nota en la efectividad asistencial.

En el mundo la ecuación para que funcione un servicio médico, tanto sea en una clínica o en una guardia, es que tiene que haber seis enfermeras por cada profesional médico. En la Argentina se da a la inversa y hay cuatro médicos por cada enfermero. Esto es grave, más cuando se trata de la necesidad de un profesional que asista los tratamientos que indica el médico, que contenga al paciente enfermo y que realice todo el seguimiento necesario y fundamental para la mejora de ese paciente.

En países donde se da más valor a la actividad, una enfermera licenciada gana lo mismo que un ingeniero civil recién ingresado al sistema laboral. En nuestro país, el gremio de la sanidad vive luchando con clínicas y sanatorios para dignificar esta tarea y lograr que los empresarios sostengan al menos los $5.000 de un salario promedio. Esto es porque aún las empresas de salud no tienen a la enfermería como un recurso valorado a pesar de reconocer que faltan enfermeros en el sistema.

Las guardias de los hospitales públicos de la Ciudad de Buenos Aires atienden, por día, cientos de urgencias, algunas muy graves, cuentan con planteles de guardia de veinte médicos de diferentes especialidades durante 24 horas con tan sólo cuatro o cinco enfermeros.

En la Ciudad, el turno de enfermería es de seis horas y casi todos hacen doble turno de trabajo por falta de enfermeros. Algo parecido pasa en los sanatorios y clínicas privadas donde el recurso es bajo a pesar de tener colmadas sus salas de internación. Hay sectores de neonatología donde hay internados veinte bebés con complicaciones y necesidad de asistencia permanente con tan sólo una enfermera atendiendo a esos chicos. Ni hablar de la realidad en el interior, donde hay clínicas importantes que tienen en su plantel de 200 profesionales tan sólo dos o tres enfermeras.

Se estima que falta algo más de 80.000 enfermeros en todo el país para equilibrar el déficit de esta actividad. Hoy desde lo vocacional hay intenciones de formarse en enfermería pero no hay incentivo económico. Estudiar tres o cuatro años una licenciatura, o transitar una escuela superior como auxiliar durante un par de años para luego ganar lo mismo que una empleada de comercio, no estimula el ingreso y el egreso de estos trabajadores profesionales de la salud.

El gremio de la sanidad, universidades públicas y privadas, el Hospital Británico y la Fundación Hospitalaria, entre otros, tienen ofertas de formación de enfermeros en diferentes carreras y escalafones. Pero hace falta que el sector empresarial de la salud como las autoridades sanitarias revaloricen la actividad, le den el rol que merecen para no perder más enfermeros de los que hoy estamos perdiendo.

Se trabaja para igualar pero aún faltan incentivos

Según los últimos datos oficiales obtenidos años atrás, los trabajadores de enfermería en instituciones públicas alcanzan unos 70.000. Un 7% son licenciados de carreras universitarias y el 30%, de tecnicaturas. El 63% restante son auxiliares de enfermería. Pero hay una fuerte desigualdad en el contexto país: mucha concentración en provincias como Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, y pocos trabajadores en otras regiones. Algunos gobiernos provinciales, universidades públicas y gremios están impulsando carreras en pueblos pequeños del interior, al menos para cubrir las necesidades locales.

Recientemente se puso en marcha la carrera de auxiliar en enfermería en un pequeño pueblo del interior salteño llamado Santa Victoria Este, un lugar donde la necesidad de enfermeros es fundamental ya que tiene entre sus 8.000 habitantes importantes comunidades de wichís, chorotes, qoms y chulupíes.

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