Lunes 5 de octubre de 2009 - 16:29
POR UN ATAQUE EN VILLA DEL PARQUE
El 107 circula con custodia
Después de que los empleados del Dipaes que llegaron al populoso barrio para asistir a un herido de bala fueran atacados salvajemente por vecinos que se quejaban de la demora, los trabajadores decidieron salir a la calle sólo si un efectivo de seguridad los acompaña.
La medida se tomó después de que un grupo de irascibles vecinos del barrio Villa del Parque cargara contra la humanidad de los empleados que tardaron algo más de seis minutos en llegar al lugar de una emergencia. Según se indicó, la unidad de rescate había sido convocada para atender a un herido de bala.
Las víctimas relataron que más de un centenar de sujetos, entre los que se contaban hombres, mujeres, adolescentes y niños arremetieron el sábado a la noche contra el vehículo que había llegado para asistir a un chico identificado como Carlos Julián Moreyra, de 18 años de edad, herido de bala en la cabeza.
Todo ocurrió en calle Centenera al 4.500 donde un médico, una enfermera y un paramédico recibieron no sólo insultos, sino también golpes, amenazas y agresiones varias que impidieron la concreción de las tareas habituales. Los violentos hechos lograron intimidar también al propio personal policial que había arribado para el operativo de rutina y decidió emprender la huida, ante las piedras de concreto que volaban por el aire.
Claro que el enojo de los vecinos que observaban el cuerpo del joven tendido en el asfalto, en medio de un charco de sangre, se desató porque juzgaron ellos mismos como excesivo el tiempo que se tomó el Dipaes para llegar. Los empleados afirman que no tardaron más de seis minutos en arribar por lo que se habla de un estado de ebriedad avanzado de quienes decidieron destruir el móvil.
Lo cierto es que los servidores públicos fueron seriamente amenazados por los habitantes. Comenzaron con algunos dichos que fueron subiendo de tono hasta transformarse en golpes de puño y patadas contra el vehículo e incluso intentaron darlo vuelta. Algunos ganaron la cabina, rompiendo todo lo que encontraban y destruyendo la posibilidad de que el equipamiento pueda volver a ser utilizado.
Héctor Reible, quien estaba a cargo del operativo que acabó en desastre, informó que es habitual demorar unos seis minutos para llegar al lugar de los hechos, incluso mencionó que la ambulancia debió aguardar por el paso del tren “porque hasta esa mala suerte tuvimos”.
Al respecto aseveró que “cuando la gente llama a la ambulancia, un minuto es una eternidad”, por lo que se mostró comprensivo con el enojo de los vecinos pero no con el modo de actuar. “Nunca recibimos esta atención: Nos rompieron todo, lo cargamos como pudimos y nos fuimos” remarcó.
Sobre el estado de salud de sus compañeros, Reible relató que la enfermera debió ser sometida a placas en la zona de los riñones por la cantidad de golpes que recibió y hoy la mantienen en estado de reposo. No obstante se quejó de la actitud de los efectivos policiales a los que acusó de “no proteger ni a los bienes del estado ni a nosotros como empleados. Deberían preguntarle qué pasó a quien tenía a su cargo el operativo policial” finalizó.
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