11 mar 2010

España.-

El Principado instala alarmas antiagresión en los centros de salud
http://www.elcomerciodigital.com/v/20100310/asturias/principado-instala-alarmas-antiagresion-20100310.html
Médicos y enfermeros podrán pulsar un botón para pedir ayuda. El timbre avisa al resto del personal, pero también a la Policía Autonómica
Oviedo, Gijón y Avilés estrenan un sistema de alerta contra pacientes violentos
Ocho centros de salud de Asturias ya disponen de alarmas antiagresión. El sistema, denominado en la 'jerga' de los expertos como el 'botón del pánico', pretende ofrecer mayor seguridad al personal de Atención Primaria ante situaciones de conflicto que se puedan dar con los pacientes dentro de las consultas.
La alarma consiste en un botón ubicado debajo de la mesa de trabajo. El timbre, que se encuentra camuflado, ha sido instalado tanto en las consultas médicas como de enfermería, de manera que, llegado el caso, el profesional en apuros pueda recibir ayuda de forma inmediata nada más pulsarlo. Funciona a través de un circuito de radiofrecuencia que hace que el botón, una vez pulsado, emita una señal. La alerta es recibida en el área de administración del propio centro de salud, que activa el dispositivo interno de socorro ideado para estas situaciones. El 'SOS' llega también a la central de la Policía Autonómica, encargada de activar una respuesta de emergencia mayor si el caso lo requiere.
Las alarmas antiagresión han sido colocadas en consultas de Oviedo, Gijón y Avilés. El Servicio de Salud (Sespa), que elaboró el protocolo junto con Dirección General de Interior y Seguridad Pública, ha querido que sean los centros que ya han registrado algún tipo de agresión los que estrenen este sistema de aviso. Por motivos de seguridad, el Principado rehusó dar el listado de centros implicados, pero EL COMERCIO ha podido confirmar que el llamado 'botón del pánico' está ya a disposición de los médicos y enfermeras de Teatinos y Ventanielles, en Oviedo; de Contrueces, El Llano y El Natahoyo, en Gijón, y de La Magdalena, Villalegre y Las Vegas, en el área sanitaria de Avilés.
Para la puesta en marcha de este servicio, el Sespa convocó un concurso público por valor de 35.025 euros. La licitación fue ganada por la empresa Gunnebo España, que presentó una oferta de 29.967 euros. La idea del Sespa es extender la iniciativa a otros centros.
La instalación de alarmas antiagresión en el sector sanitario tiene su antecedente más directo en la red de Salud Mental. El incremento de las agresiones por parte de pacientes y familiares, especialmente, en las consultas de psiquiatría, llevó al Sespa a implantar este tipo de alertas. Lo hizo a petición de los propios afectados, que se quejaron de falta de seguridad en su trabajo diario.
En la mente de muchos profesiones sigue presente lo ocurrido el 8 de noviembre de 1999, cuando el padre de un paciente acuchilló al doctor Antonio Gimeno Tejedor a la salida de la consulta. En aquel entonces, Juan Valiente Sáez abordó al psiquiatra en los pasillos del centro de salud mental, que provisionalmente funcionaba en el Sanatorio Adaro, en Langreo, e intentó convencerle de que le firmara un documento, en la creencia de que con este papel podría obtener una pensión de incapacidad para su hijo, del que Gimeno era su psiquiatra. Ante la negativa del médico a firmar este papel, Valiente extrajo un cuchillo y le asestó una cuchillada, provocándole la muerte.
300 casos anuales
Asturias no volvió a registrar un caso tan luctuoso como ése, aunque sí un gran número de ataques, insultos o amenazas protagonizados por pacientes disconformes. En 2008, último año del que se disponen datos, el Sespa contabilizó 272 denuncias de profesionales que fueron víctimas de agresiones por parte de usuarios. Por colectivos, el más afectado es el de enfermería, ya que casi la mitad de los ataques suelen recaer en este sector. En 2008, 115 ATS refirieron haber sufrido algún tipo de hostilidad a manos de pacientes disgustados, seguidos de 94 médicos, 31 auxiliares de enfermería, 22 auxiliares administrativos y 10 celadores. Según el Registro de Agresiones del Sespa, que se creó en 2006, de los 272 casos denunciados en 2008, 142 correspondieron a amenazas y 51 a insultos. Hubo también 58 agresiones físicas y 21 tentativas de ataque.
Pegar a un médico, una enfermera o un auxiliar administrativo puede tener consecuencias penales graves. Los jueces ya no consideran estos casos como algo menor y suelen equiparar las agresiones con un delito de atentado, tipificado con dos años de prisión. El último caso ganado por los Servicios Jurídicos del Sespa fue el de una auxiliar de enfermería de Urgencias del HUCA, que había sido agredida por la hija de un paciente ingresado. El juez impuso a la agresora una pena de tres meses de prisión y 180 euros de multa. El magistrado aceptó como atenuante la situación de angustia que vivía la agresora, con su padre ingresado.

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