2 mar 2010

Ibiza, España.-

Neus Torres:
«El premio es para todas las enfermeras»
http://www.diariodeibiza.es/pitiuses-balears/2010/02/27/premio-enfermeras/393932.html
Neus Torres recogerá el premio Ramon Llull todavía desconcertada porque no lo esperaba «en absoluto», una impresión que no comparten los vecinos de Sant Antoni, que aprecian su labor como enfermera y su dedicación al cuidado de los ancianos del pueblo
 
Neus Torres es una mujer de manos delicadas, mirada decidida y sonrisa permanente que nació en Santa Agnès y que ha dedicado su vida a ayudar a los demás. No sólo como enfermera, profesión que ejerce desde hace más de 30 años, sino empleando su tiempo libre en ayudar a los mayores en todo lo que puede: poniendo inyecciones, acompañándoles al hospital, tomándoles la tensión y, lo que más agradecen, dándoles compañía y apoyo. «Aquel ambiente de campo en el que me crié, en el que todos ayudaban a todos, me marcó desde muy niña», asegura.
 
Estaba trabajando en la finca de Santa Agnès cuando recibió la llamada de Presidencia del Govern para confirmarle que había sido premiada con el Ramon Llull, galardón que recogerá mañana en Palma. «Estaba concentrada en regar el huerto, tenía la cabeza en otra cosa, y era lo último que me imaginaba, todavía no sé por qué me han escogido a mí», dice esta enfermera con más de 30 años de experiencia.
El alcalde de Sant Antoni, José Sala, no tiene duda de por qué han pensado en ella: «Es una persona normal pero con algo extraordinario a la vez. Me alegra que no sólo premien a escritores o músicos, sino a gente aparentemente corriente, pero que han hecho tanto bien a la sociedad». Sala no sólo habla como alcalde sino como amigo. Está casado con Rosario Sola –enfermera también–, con la que Neus Torres comenzó a trabajar el 13 de abril de 1981 en el entonces nuevo ambulatorio de Sant Antoni. «Con nosotras estaba Juliana Pardo y antes estuvo María Prats», recuerda Torres, que quiere dejar «bien claro» que este premio «es para todo el colectivo de enfermería y para todas las personas que de manera voluntaria y anónima ayudan a los demás».

Trabajó en el ambulatorio hasta 1992 y después pasó al que fue primer centro de salud de Sant Antoni, en la calle Alicante, «con unas vistas al cementerio que eran un poco impresionantes», recuerda levantando las cejas. Ahora acaban de trasladarse al nuevo centro de salud del municipio. En sus años de experiencia ha visto cambiar el pueblo y también el tipo de urgencias que debe atender. «Antes venían grupos de chicos arrastrando a un amigo que se había emborrachado, pero cada vez vienen más chicas en ese estado, es algo que me llama la atención», explica la enfermera, que también ha comprobado el impacto de la entrada de las drogas o el aumento de los casos de asma y de personas que llegan con ataques de ansiedad. «Con la crisis se han reducido plantillas en los hoteles y hay trabajadores que están mucho más estresados», explica la enfermera.

«No sé decir que no»

Con los años también se han ido jubilando sus compañeras y han ido entrando nuevas generaciones. «Yo les puedo transmitir parte de mi experiencia, pero también aprendo de ellas, sobre todo informática», se ríe. «Lo que sí veo es que las que llevamos más tiempo pasamos más rato con cada paciente, ahora va todo un poco más acelerado. Hay personas que sólo recurren a nosotras porque necesitan hablar», asegura.
«´Eres como una ONG´, me dicen algunos, pero para mí es algo natural ayudar a los mayores, que se encuentran muy perdidos con los cambios de la sociedad y de la sanidad también», asegura, y confiesa que es de esas personas que no sabe decir que no, «lo que veces puede resultar un problema». Ese ´defecto´ le ha hecho ganarse la simpatía y el cariño de todo el que la ha tratado.

El objetivo inicial de Torres era ser médico y por ello prolongó sus estudios de Secundaria para poder acceder a esta carrera. Pero para no desplazarse hasta Barcelona decidió estudiar Enfermería en Palma. «Como enfermera me siento más cercana a los pacientes», asegura. Es más, tuvo oportunidad de coordinar el centro de salud de Sant Antoni pero prefirió no meterse en tareas administrativas. «Papeleo», dice con gesto de agobio.

Estudió en la Residencia Sanitaria Femenina de Son Dureta en régimen de internado entre los años 1972 y 1975. «Teníamos unos horarios muy restringidos y no podíamos ni ir al cine, pero descubrimos unas ventanas por donde nos colábamos, hasta que nos descubrieron y pusieron unas rejas», confiesa. Con 22 años se casó y pidió plaza en el servicio de Pediatría en el hospital Vall d´Hebron de Barcelona. Comenzó su carrera profesional en uno de los servicios más duros: la unidad de quemados infantiles. «Aprendí allí que los niños son muy valientes», subraya emocionada, y recuerda a Rosa, una niña que se quemó el 80% del cuerpo. «Me llamaba mamá –explica mientras muestra una imagen suya con la niña en brazos– y en esta fotografía la habíamos pasado a una sala donde los padres pudieron estar con ella después de mucho tiempo viéndola sólo a través de un cristal para evitar infecciones».

Durante seis años dio clases de dietética y nutrición en el Instituto Quartó de Portmany en el módulo de Educadores Infantiles, una experiencia de la que se siente muy satisfecha. También recuerda con cariño y muestra fotografías del curso de nutrición en sa Miranda para un grupo de mujeres gitanas.

Neus Torres se alegró cuando supo que el compositor Miguel Roig-Francolí también había sido galardonado con el Ramon Llull. «No nos conocemos personalmente, pero tanto yo como todo el pueblo de Santa Agnès, de donde es originaria su familia, le estamos muy agradecidos porque puso música al himno de Corona. Como vive en Cincinnati sé que no podrá estar en la entrega y me gustaría mucho que leyera esto», subraya.

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