Una historia de amor e indiferencia
La conmovedora historia de una enfermera que entregó su vida al servicio de los hermanos guaraníes de Iguazú, bajo la total indiferencia de las autoridades del Ministerio de Salud.
http://www.lavozdecataratas.com/index.php?mod=noticia_ver&id=21204
Mi nombre es Nery Francisca Martinez. Hoy tengo 61 años. Y quiero relatar mi historia de vida laboral.
Comencé a trabajar en la Aldea Fortín Mbororé desde el año 1.984 en distintos quehaceres que eran sumamente necesarios para ir conformando la nueva comunidad aborigen. Era monte adentro y muy alejado del centro urbano de Puerto Iguazú. Las tareas eran innumerables (enfermera, cocinera, consejera, etc).
En dicho inicial las personas “blancas” que trabajábamos allí dependíamos de la Municipalidad de Puerto Iguazú, nombrados por el entonces intendente Roberto Velázquez. Con posterioridad y prosiguiendo como contratados durante la intendencia del Dr. Carlos Velázquez. Caminaba más de 6km diarios, en días de sol, días de lluvia, de frío o de calor. Nada me impedía estar, ya que mi voluntad férrea de ayudar a los más necesitados me movilizaba.
En el año 1.995, en tanto, no me renovaron el contrato por lo que fui despedida laboralmente. En ese entonces trabajaba en la Sala de Primeros Auxilios de la aldea la Hermana María Cristina, quien me aconsejó que estudiara enfermería para que con posterioridad pudiera desempeñarme como auxiliar de enfermería en la Comunidad Aborigen Mbororé e Yryapú.
Ya con mi título de enfermera, ingreso a trabajar al Hospital SAMIC de Puerto Iguazú. Poco tiempo transcurrió hasta que se me requirió nuevamente por mi experiencia y conocimiento que tenía de las aldeas, en el trato con la gente, por mi amor por los guaraníes y ante la necesidad muy extrema por problemas de nutrición en los paisanos y debido a que ningún médico trabajaba en la Comunidad; así desde el Hospital se decidió que yo era la persona indicada para realizar el trabajo sanitario y de salud.
Mucho tiempo trabajé sin el acompañamiento de un doctor a mi lado. Luego se nombraron a distintos doctores, pero la asistencia de los mismos no era diaria, sino cada tanto, por lo que la responsabilidad mayor en cuestiones de salud recaía en mi persona.
En todo este tiempo, desde mi inicio en el SAMIC, siempre me pagaron el sueldo en negro, nunca fui contratada. En las épocas del Dr. Represa eran constantes las promesas de que ingresaría a la planta permanente.
Posteriormente y ya con una frecuente presencia de doctores en la aldea (Smith, Alonso, Ayala, Gómez, Sosa y hoy Gariboglio) la historia sigue igual.
Sigo sin ser asegurada hoy día, a pesar de mis casi 25 años de servicio en la Comunidad Aborigen. Considero que mi trabajo no es reconocido por las autoridades de Salud Pública. He remitido notas al Ministerio, a Asuntos Guaraníes, a distintas autoridades y jamás he recibido una respuesta positiva.
Actualmente, considero que es una excusa decir que por la edad que tengo no me nombran a planta permanente, ignorando mi compromiso y labor de tantos años. Creo que he dado mi vida, mi compromiso, mi salud, mi tiempo, y mi amor por los más necesitados, sin que esto sea reconocido.
En los últimos 12 años jamás desde el Hospital, ni desde el Ministerio de Salud Pública se me ha abonado dinero alguno por mi trabajo en la aldea. Me sostengo con el aporte que voluntariamente me da el Cacique de la Comunidad.
Con profundo pesar y dolor estoy escribiendo esto, esperando que se entienda que no es un halago personal sino un grito desesperado por lograr un pequeño guiño de reconocimiento, y porque es una situación que a ninguna persona le deseo. Han sido años muy difíciles.
Por eso y a modo de desahogo quería contar mi Historia Laboral, que siempre ha tenido un profundo compromiso humano con nuestros hermanos guaraníes, a quienes seguiré dando mis servicios a pesar de toda la indiferencia con la que puedan tratarme las autoridades.
Nery Francisca Martínez — DNI 18.805.738
La conmovedora historia de una enfermera que entregó su vida al servicio de los hermanos guaraníes de Iguazú, bajo la total indiferencia de las autoridades del Ministerio de Salud.
http://www.lavozdecataratas.com/index.php?mod=noticia_ver&id=21204
Mi nombre es Nery Francisca Martinez. Hoy tengo 61 años. Y quiero relatar mi historia de vida laboral.
Comencé a trabajar en la Aldea Fortín Mbororé desde el año 1.984 en distintos quehaceres que eran sumamente necesarios para ir conformando la nueva comunidad aborigen. Era monte adentro y muy alejado del centro urbano de Puerto Iguazú. Las tareas eran innumerables (enfermera, cocinera, consejera, etc).
En dicho inicial las personas “blancas” que trabajábamos allí dependíamos de la Municipalidad de Puerto Iguazú, nombrados por el entonces intendente Roberto Velázquez. Con posterioridad y prosiguiendo como contratados durante la intendencia del Dr. Carlos Velázquez. Caminaba más de 6km diarios, en días de sol, días de lluvia, de frío o de calor. Nada me impedía estar, ya que mi voluntad férrea de ayudar a los más necesitados me movilizaba.
En el año 1.995, en tanto, no me renovaron el contrato por lo que fui despedida laboralmente. En ese entonces trabajaba en la Sala de Primeros Auxilios de la aldea la Hermana María Cristina, quien me aconsejó que estudiara enfermería para que con posterioridad pudiera desempeñarme como auxiliar de enfermería en la Comunidad Aborigen Mbororé e Yryapú.
Ya con mi título de enfermera, ingreso a trabajar al Hospital SAMIC de Puerto Iguazú. Poco tiempo transcurrió hasta que se me requirió nuevamente por mi experiencia y conocimiento que tenía de las aldeas, en el trato con la gente, por mi amor por los guaraníes y ante la necesidad muy extrema por problemas de nutrición en los paisanos y debido a que ningún médico trabajaba en la Comunidad; así desde el Hospital se decidió que yo era la persona indicada para realizar el trabajo sanitario y de salud.
Mucho tiempo trabajé sin el acompañamiento de un doctor a mi lado. Luego se nombraron a distintos doctores, pero la asistencia de los mismos no era diaria, sino cada tanto, por lo que la responsabilidad mayor en cuestiones de salud recaía en mi persona.
En todo este tiempo, desde mi inicio en el SAMIC, siempre me pagaron el sueldo en negro, nunca fui contratada. En las épocas del Dr. Represa eran constantes las promesas de que ingresaría a la planta permanente.
Posteriormente y ya con una frecuente presencia de doctores en la aldea (Smith, Alonso, Ayala, Gómez, Sosa y hoy Gariboglio) la historia sigue igual.
Sigo sin ser asegurada hoy día, a pesar de mis casi 25 años de servicio en la Comunidad Aborigen. Considero que mi trabajo no es reconocido por las autoridades de Salud Pública. He remitido notas al Ministerio, a Asuntos Guaraníes, a distintas autoridades y jamás he recibido una respuesta positiva.
Actualmente, considero que es una excusa decir que por la edad que tengo no me nombran a planta permanente, ignorando mi compromiso y labor de tantos años. Creo que he dado mi vida, mi compromiso, mi salud, mi tiempo, y mi amor por los más necesitados, sin que esto sea reconocido.
En los últimos 12 años jamás desde el Hospital, ni desde el Ministerio de Salud Pública se me ha abonado dinero alguno por mi trabajo en la aldea. Me sostengo con el aporte que voluntariamente me da el Cacique de la Comunidad.
Con profundo pesar y dolor estoy escribiendo esto, esperando que se entienda que no es un halago personal sino un grito desesperado por lograr un pequeño guiño de reconocimiento, y porque es una situación que a ninguna persona le deseo. Han sido años muy difíciles.
Por eso y a modo de desahogo quería contar mi Historia Laboral, que siempre ha tenido un profundo compromiso humano con nuestros hermanos guaraníes, a quienes seguiré dando mis servicios a pesar de toda la indiferencia con la que puedan tratarme las autoridades.
Nery Francisca Martínez — DNI 18.805.738
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