30 abr 2011

Quilmes, Provincia de Buenos Aires.-

En los hospitales de la Provincia faltan más de 5.500 enfermeras
http://www.quilmespresente.com/notas.aspx?idn=310848
De ese total, cerca de 900 se necesitan en los centros provinciales que funcionan en nuestra ciudad

Marcela Salmo ejerce una tarea que es vocación pura. Desde hace treinta años en el Hospital de Niños de La Plata, ella está siempre lista para alcanzar una tijera, conseguir gasas, dar el pinchazo justo para prevenir o curar, poner el cuerpo en las horas más bravas y dar una palabra de aliento si el paciente así lo necesita. Su importancia dentro del sistema de salud es casi tan crucial como la de cualquiera de los médicos con los que comparte escenario. Es un rol clave. Necesario. Pese a eso, sin embargo, su situación y la de tantas que cumplen con la misma labor parecería no corresponderse con la trascendencia de su tarea. Están desbordadas. Las manos a veces no alcanzan para tantos pedidos y las horas de descanso nunca son suficientes para reponer energía. Y lo que le sucede a Marcela y a sus compañeras no es una casualidad: según estimaciones oficiales, en los hospitales de la provincia de Buenos Aires están faltando actualmente unas 5.800 enfermeras, de las cuales unas 880 se necesitan hoy por hoy, ya mismo, en los centros bonaerenses que funcionan en La Plata.

"El problema es que se jubiló mucha gente en los últimos años y no hubo renovación -cuenta ella-. También hay que entender que durante muchos años a esta tarea no se la tomaba como una profesión, como algo serio y que debía ser respetado. Se la subestimaba. Ahora por suerte eso se revirtió. Hay un cambio de mentalidad. Se están formando más personas y se le da más importancia al trabajo cotidiano que realizamos".

Lo que dice Marcela es cierto. En los años noventa, cuando el mapa de la salud en nuestro país evidenciaba un avance desmedido de los privados sobre el sistema estatal, el viejo prestigio de la enfermera comenzó a borrarse de la cultura hospitalaria y, consecuencia lógica, su devaluación generó desgano, altos índices de ausentismo y, lo que ahora se sufre, un desinterés enorme de las nuevas generaciones por encarar una capacitación asociada a la enfermería.

"Ahora hay que volver a poner las cosas en su lugar y revertir una carencia que se profundizó en los noventa -apunta Hilda Wynne, directora de Capacitación de Técnicos de la Salud de la cartera sanitaria bonaerense-. Para eso estamos formando actualmente a 5 mil estudiantes en toda la provincia. La tarea que encaramos a través del programa Eva Perón tiene una causa bien clara: en el 2008 estimamos que en suelo bonaerense había un déficit de 3.800 enfermeras, pero tuvimos en cuenta además que durante 2009 y 2010 se iban a jubilar, entre auxiliares y profesionales, unas dos mil personas del cuerpo de enfermería, lo que implicaba una carencia real de 5.800. Ahora estamos en esos números pero la perspectiva es otra y más alentadora. La capacitación dura tres años y, por lo tanto, los que comenzaron a formarse con el nuevo plan se van a estar recibiendo entre fines de este año y principios del que viene. A partir de ese momento, sin duda, el déficit se va a ir solucionando paulatinamente".

UN SECTOR OLVIDADO

Las estadísticas confirman algo que todo el mundo sabe: más del 80% de las enfermeras que trabajan en nuestro país son mujeres. Y hay que discriminar en este universo tres categorías bien marcadas: los auxiliares (que necesitan nueve meses de formación y pueden no tener secundario); los enfermeros terciarios (cuyo estudio demanda tres años); y los licenciados en enfermería. El problema de la falta de formación queda expuesto en las estadísticas que plantean las propias normas internacionales, según las cuales un hospital debería tener en su cuerpo de enfermería al 60% de auxiliares y al 40% de profesionales.

En La Plata ocurre algo muy distinto: los hospitales municipales de nuestra región tienen en su planta un cuerpo compuesto por el 86% de auxiliares y apenas el 8% de profesionales. Los organismos internacionales establecen además que debiera haber un médico cada 3 enfermeras. Esta relación, en nuestra región y el resto del país, es exactamente inversa. Actualmente hay unas 82 mil enfermeras en todo el suelo argentino y debiera haber, según estimaciones del propio ministerio de Salud de la Nación, directamente el triple.

"Para revertir esto -apunta Wynne- tiene que haber un Estado que tome la decisión firme de hacerlo. Es por eso que estoy segura que el déficit que venimos sufriendo desde hace años se va a revertir en un futuro cercano. Son 5 mil los estudiantes que estamos preparando y eso sólo representa un hecho inédito. Los nuevos planes de capacitación no sólo buscan solucionar la falta de personal, sino también cambiar una mentalidad que históricamente dejó a la enfermería en un lugar casi de ostracismo, abandonada y sin la atención que merece tener".

Lo que dice Wynne entra en sintonía con las palabras de Marcela Rojas, otra enfermera que lleva 25 años trabajando en La Plata. "La falta que se sufre ahora se la debemos a las políticas de los últimos años -dice-. Aquí durante mucho tiempo nadie se ocupó del recurso humano, y las consecuencias de esa mirada están a la vista. Terminar con décadas de abandono, inevitablemente, va a llevar su tiempo".

PRIMEROS AUXILIOS

De los 5 mil estudiantes que actualmente se están formando en suelo provincial, 970 lo están haciendo en los hospitales de La Plata. "Hay que fortalecer la atención primaria del sistema de salud y para eso es clave jerarquizar el rol de las enfermeras -insiste la directora de Capacitación de Técnicos de la Salud-. Para eso es clave promover incentivos, profesionalizar a las universitarias y a las licenciadas y organizar programas de capacitación para mejorar la formación de los planteles. Hay que tener en cuenta que se trata de un drama que no nos afecta únicamente a nosotros, sino que es una tendencia mundial que se ha vuelto crónica en los últimos tiempos".

El promedio de edad de una enfermera en nuestra provincia y buena parte del país es de 50 años, y muchas tienen problemas de salud por la sobrecarga de tarea, del desgaste físico y de las malas condiciones de trabajo. Y es lógico. Con tres turnos, las enfermeras pasan 24 horas en un hospital y establecen un tipo de contacto con el paciente que no tiene ningún otro profesional de la salud. Son ellas las primeras que contienen al paciente cuando llega y las que saben todo sobre él. Si el médico para, dicen muchos, la situación es muy complicada. Pero si la enfermera no trabaja, se especula, el hospital debe cerrar.

La crisis, para quienes la analizan, tiene aristas diversas. El congelamiento de vacantes que sufrió el sector durante años, la falta de incorporación de personal que se vivió a lo largo de casi toda la década del noventa y la pereza burocrática al momento de los reemplazos, en parte, pueden explicar el problema. "Pero no son las únicas causas -sostiene Salmo desde la trinchera sanitaria que protege desde hace treinta años en el hospital de 14 y 66-. Aquí hubo una mentalidad que nos dejó totalmente relegadas. Nadie nos veía como profesionales de la salud. Y si bien las primeras enfermeras fueron empíricas, está claro que se trata de una profesión que debe ser jerarquizada y tenida en cuenta como lo que es: algo fundamental para el sistema de salud".

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