ESPAÑA, GALICIA

en busca de una salida laboral Retratos en un centro con lista de espera permanente

Ana Barba tiene 24 años, un ciclo medio de auxiliar de enfermería y un empleo en una residencia. Sin embargo está completando otro ciclo de atención sociosanitaria, más adecuado a su puesto de trabajo actual:

-¿Mejorará su remuneración cuando consiga este título?

-En realidad, no. Pero haré mejor mi trabajo.

Ana es una de las 1.400 alumnos y alumnas que están terminando el curso en el instituto Ánxel Casal. Un prototipo de la diversidad que se mueve por las aulas donde se ha recreado un pequeño hospital mitad de verdad, mitad de mentira: camas, farmacias, laboratorios, ambulancias y un montón de maniquíes que son a

tendidos curso tras curso por los futuros auxiliares que nos lavarán la boca, nos prepararán para una prueba radiológica o nos examinarán la sangre.

Por los pasillos circula Rebeca Rico, a punto de cumplir los 22 y de firmar un contrato para trabajar como protésica audiológica en una clínica de Valladolid: «La verdad, no esperaba encontrar trabajo tan pronto», admite. No tiene problemas de movilidad. Algunos de sus compañeros de curso estudian una oferta de Francia: mínimo 20.000 euros el primer año, más tres meses de vivienda, más curso gratuito de francés. Tras una primera etapa, la oferta garantiza salarios de 30.000 euros.

Vocacional

Darío Ferreira está en Integración Social, un grado superior que, como él mismo reconoce, «non me fará rico». Pero está contento y expectante por hacer las prácticas. «Espero saír con traballo». Su especialidad será integrar social y laboralmente a discapacitados o menores con problemas. Su empleador será alguna asociación y su convenio le garantizará un mínimo de 876 euros mensuales. «Isto é vocacional».

Cuarto retrato: Melisa Herreros, 18 años. Acabó el bachillerato, aprobó la selectividad, pero optó por un grado superior de Animación Sociocultural. «Podría acabar las prácticas y buscar un trabajo, pero prefiero seguir estudiando. Seguramente empezaré otro ciclo cuando acabe este».

El lugar común entre todos ellos es la practicidad de lo que estudian. Nadie se queja de asignaturas inservibles. Todo es fibra. «Es posible que haya crisis -admite el director del centro-, pero aquí no se nota. Cada año tenemos más estudiantes y más lista de espera»