NUEVA YORK (Reuters Health) - Enfermeras que habían manipulado fármacos de quimioterapia o sustancias químicas esterilizantes eran dos veces más propensas a tener un aborto espontáneo que sus colegas que no habían utilizado esos productos.
La autora principal de un nuevo estudio, Christina Lawson, investigadora del Instituto Nacional de Salud y Seguridad Laboral de Estados Unidos (NIOSH, por sus siglas en inglés), aseguró que los resultados no la sorprendieron.
"Lo que más me sorprendió es ver que aunque entrenamos a las enfermeras en los peligros de la manipulación de los fármacos (de quimioterapia), todavía seguimos viendo que están expuestas a esos productos en el primer trimestre del embarazo", dijo Lawson.
Dado que esos medicamentos atacan a células que se dividen rápidamente, como las de un tumor o de un feto, son un riesgo para las embarazadas que las manipulan. Sin embargo, no todos los estudios previos coincidían en el aumento del riesgo de tener un aborto espontáneo.
Entonces, el equipo de Lawson realizó un estudio más grande que los anteriores. Para eso, entrevistó a unas 7.500 enfermeras que habían quedado embarazadas entre 1993 y el 2002.
Las mujeres recordaron con qué frecuencia habían manipulado ciertas sustancias o equipos, como las máquinas de rayos X, la anestesia, fármacos contra el cáncer y desinfectantes, durante el primer trimestre del embarazo.
Una de cada 10 enfermeras perdió el embarazo antes de la semana 20. Para Lawson, esa cifra es similar a la tasa de abortos espontáneos de la población general.
Pero ese número se duplicó entre las enfermeras que habían manipulado fármacos de quimioterapia durante más de una hora por día. Dos de cada 10 de esas enfermeras había perdido el embarazo.
NIOSH es la agencia que recomienda cómo los trabajadores deben manipular las sustancias químicas de manera segura.
Barbara Sattler, profesora de enfermería de la University of Maryland, opinó que los resultados reflejan la falta de cumplimiento de esas guías de seguridad laboral.
"La mayoría de los hospitales hacen lo que pueden, pero si sus enfermeras sufren abortos espontáneos (...) evidentemente es un problema grave por resolver", dijo Sattler, que no participó del estudio.
Las enfermeras que les administraban rayos X a los pacientes tuvieron un 30 por ciento más riesgo de perder un embarazo que las colegas que no realizaban ese trabajo.
En tanto, las enfermeras que manipulaban sustancias esterilizantes (óxido de etileno o formaldehído) durante más de una hora por día tenían el doble de riesgo de sufrir un aborto espontáneo, pero sólo durante el segundo trimestre.
Según explicó Lawson, los abortos en el segundo trimestre se deberían a la acción de una toxina que afecta la capacidad materna de no rechazar al bebé, mientras que los abortos en el primer trimestre sugieren que la toxina afectaría al feto.
La experta agregó que es difícil determinar la causa de los abortos registrados en el estudio porque el equipo no pudo identificar qué sustancias había manipulado cada participante ni por cuánto tiempo lo había hecho.
Aunque el nuevo estudio trazó una asociación entre las sustancias químicas y la pérdida de los embarazos, no probó que esos productos dispararan esos abortos.
Estados Unidos cuenta con 2 millones de enfermeras, lo que representa hasta el 4 por ciento de la fuerza laboral del país, según detalla el equipo en American Journal of Obstetrics and Gynecology.
Las enfermeras no son las únicas trabajadoras que están expuestas a fármacos de quimioterapia y sustancias esterilizantes. Las farmacéuticas, las veterinarias, las empleadas de las plantas de producción de medicamentos son sólo algunas más que también manipulan esos productos.
FUENTE: American Journal of Obstetrics and Gynecology, online 30 de diciembre del 2011
(Reuters)
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