MADRID — Vestidos de blanco, muchos con batas de trabajo sobre las que pegaron simplemente la palabra "NO", doctores y enfermeros denunciaron, en la marcha de este sábado en Madrid, una reducción de efectivos en la salud pública que está llevando, dicen, a degradar la atención médica.
"En mi hospital hay un gran número de interinos que tienen su contrato en el aire, lo que hace que los demás tengamos que hacer más horas, que tengamos más pacientes y menos descansos", explica Carmen María García, de 51 años, luciendo una blusa del sindicato de auxiliares de enfermería.
"Con eso, el trato se resiente", agrega esta mujer que entró en la profesión con 22 años y trabaja desde hace nueve en el Hospital Príncipe de Asturias de Madrid.
Denuncia, entre otras cosas, que no se reemplacen las ausencias. "Si mi compañera se pone enferma, a mí me quitan un día de descanso y si en una sala de 33 pacientes donde hay dos auxiliares por la noche quitan a una y se queda una sola", lamenta.
La sobrecarga de trabajo y el cansancio repercuten en la atención a los enfermos, asegura.
"Si estoy con alguien que tiene Alzheimer y que está operado de apendicitis y le tengo que ayudar a comer, lo tengo que apremiar porque me debo ocupar de diez más", explica.
Esto crea "una situación de tensión entre los compañeros y con las familias de los pacientes" muchos de los cuales "necesitan no solo que los laven y los atiendan, sino que les hagan compañía, que les dediquen tiempo, que les escuchen", agrega.
"En el momento en que hay un recorte de personal, hay un recorte de prestaciones", asegura una decena de metros más lejos Oti, de 49 años, auxiliar en el Hospital Psiquiátrico Doctor Rodríguez Lafora de Madrid, que prefiere no dar su apellido.
Como sus compañeros, vio su jornada laboral aumentada de 35 a 37,5 horas semanales. Esto sirvió para reducir puestos, dice.
"Hemos perdido más de cien y pico de trabajadores en un centro con unos 700 empleados que atendiende a pacientes que requieren mucha atención" porque allí se tratan trastornos psiquiátricos, adicciones al alcohol o las drogas y discapacidades psíquicas, explica.
Mientras la manifestación avanza hacia la Plaza de Colón para reunirse con las otras columnas profesionales, José, que trabaja en las Urgencias del madrileño Hospital de La Paz, afirma: "los efectivos se reducen permanentemente desde hace tres años y eso se traduce en una crispación enorme".
"He pasado de ver nacer este sistema de sanidad extraordinario, que era la envidia del mundo, a ver cómo se está degradando porque los dirigentes políticos no han sabido gestionar lo que tienen", afirma este manifestante, enfermero desde hace 36 años.
También los médicos denuncian una mayor carga de trabajo con menos salario.
"Todos los médicos hemos tenido un 30% de recorte en nuestros sueldos", afirma un cirujano del Hospital Gregorio Marañón que no quiere decir su nombre ni su especialidad -"somos muy pocos en hacerla", explica- para no ser identificado.
"En todo el país se ha reducido el número de camas de hospital, se han cerrado quirófanos y eso repercute en un aumento de las listas de espera", dice luciendo unas tijeras tachadas, símbolo de la lucha contra los recortes, sobre su bata blanca.
Así, "si se cierran camas de postoperatorio no se pueden realizar las intervenciones, porque dónde se van a recuperar esos pacientes", denuncia.
"Hay especialidades en las que si la gente no es operada se muere y esas pasarán por supuesto primero, pero en las menos urgentes los pacientes pasarán años en lista de espera", augura.
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