3 ago 2015

Hablamos sobre ahogamientos con Emma Delgado, enfermera docente en Cruz Roja-Pontevedra

En verano los accidentes por ahogamiento aumentan. Las playas y las piscinas, junto a un ambiente distendido y sin precauciones, influyen en esta realidad. Es comprensible, si se tiene en cuenta un ejemplo como lo es la belleza del mar. Lo miramos, lo escuchamos e incluso podemos olerlo. Pero lo que hay en el fondo no lo sabemos. Conocedores de esto, existen dispositivos especiales como los de Cruz Roja, situados en diversas playas. En estos dispositivos o en la inmensa mayoría de piscinas encontramos a profesionales velando por nuestra seguridad, especialistas en su trabajo que están en la playa, no de vacaciones, que se sientan junto a las piscinas, no para tomar el sol. Están, como el búho, mirando todo el tiempo, para actuar rápidamente si alguien tuviera problemas con un medio que no es nuestro medio natural: el agua. 

IMG_20150624_205253Desde Diario Dicen hemos entrevistado a Emma Delgado, enfermera docente en Cruz Roja-Pontevedra, que nos hablará de cómo proceder ante un ahogamiento, del papel de los enfermeros en relación a estos casos, de las causas más comunes y del camino que queda por recorrer para poder disfrutar del agua sabiendo que estamos tomando las precauciones necesarias.

Pregunta-. Llega el verano y con él las vacaciones, el calor, la playa y la piscina. Durante esta época también aumenta el número de ahogamientos. ¿Cómo debe actuar una persona al ver a otra persona que se está ahogando?

Respuesta-. Los minutos que siguen al accidente acuático pueden ser vitales para la víctima por lo que hay que actuar con orden y serenidad. Cruz Roja cuenta para ello con un esquema de actuación, la conducta PAS, que se basa en PROTEGER el lugar del accidente, a la víctima y a nosotros mismos, AVISAR a los servicios de emergencia (si existe servicio de vigilancia y salvamento hay que pedir ayuda al puesto socorrista más cercano y, si no existe, avisar al 112) y SOCORRER a la víctima, es decir, controlar sus funciones vitales, consciencia y respiración.

Hay que recordar la importancia de evitar realizar movimientos bruscos al accidentado, ante el riesgo de una posible lesión de columna vertebral. Las más frecuentes son las cervicales por las zambullidas.

Pregunta-. ¿Cómo debe actuar el personal sanitario en el dispositivo especial de una playa como, por ejemplo, el que lleva Cruz Roja a cabo en Vigo, en casos de ahogamientos?

Respuesta-. Lo principal es extraer a la víctima del medio acuático, sin olvidar que no debemos "arriesgar una vida para salvar otra", por lo que es aconsejable asegurarse de que la víctima sabe lo que se está haciendo para evitar que en su desesperación ahogue al socorrista. Siempre que sea posible le facilitaremos materiales que permitan su flotabilidad o el arrastre, sin necesidad de tomar contacto físico.

Si nos aproximamos con material auxiliar de rescate y la víctima está consciente y es capaz de comprender las instrucciones del socorrista, se le calmará a la vez que se le aproxima el material de rescate. Una vez se ponga el salvavidas o se sujete al tubo de rescate con la ayuda del socorrista, se le arrastrará para sacarle del agua. Si está inconsciente se le colocará el salvavidas para facilitar el arrastre y se arrastrará con la precaución de mantener las vías respiratorias fuera del agua.

Por otro lado, si nos acercamos sin material auxiliar y está consciente, nos aproximaremos a la vez que le calmamos y le comunicamos lo que esperamos de él. Nos acercaremos por la espalda, cogiéndolo por la nuca o las axilas, para comenzar así el arrastre. Si al intentar aproximarnos por su espalda se girara para buscarnos, nos sumergiríamos para emerger de nuevo por detrás del accidentado. Si está inconsciente le situaríamos de espaldas para iniciar el arrastre. Si hubiese evidencia de traumatismo previo, debemos extraerla del agua en bloque y sobre un plano duro, con el cuello en posición neutra.

Una vez fuera del agua hay que completar la valoración primaria, es decir, realizar la evaluación de conciencia, respiración y pulso y, si se confirmase la parada cardio-respiratoria (PCR), se deben iniciar inmediatamente las maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP).

Pregunta-. Y, en concreto, ¿cómo debe actuar el personal de Enfermería en estos casos?

Respuesta-. Nuestra labor consiste en estabilizar lo mejor posible a la víctima. La pieza angular de actuación ante un caso de ahogamiento es contrarrestar la hipoxemia en el lugar del incidente, siendo esta actitud crítica para que haya supervivencia con recuperación total.

Una vez la víctima se encuentre fuera del agua, y tras verificar la falta de consciencia, procedemos a valorar si respira normalmente o no. En caso afirmativo, procedemos a la colocación de posición lateral de seguridad y, en caso negativo y de que exista ausencia de pulso carotídeo procederemos a la realización de las maniobras de RCP. De hecho, si el personal de rescate es experimentado incluso se podrá comenzar dentro del agua. Para ello, se abre la vía aérea, iniciando la respiración artificial (previamente se extraerá cualquier cuerpo extraño del interior de la boca) lo antes posible, incluso dentro del agua, en cuanto toquemos el fondo con los pies. Aunque no exista PCR, la persona que haya sufrido un episodio de semi-ahogamiento deberá visitar un centro hospitalario, ya que en las 72 horas siguientes pueden aparecer problemas asociados a la aspiración de agua.

Actualmente, partimos de los protocolos de RCP Ahogados que, cabe señalar, serán revisados en octubre de este año en una reunión del Comité de la ERC (European Research Council) en la que se valorará si se mantienen los protocolos del 2010 o varían en algún concepto.

¿Cómo realizar la RCP?

Comenzamos con cinco ventilaciones de rescate iniciales para después continuar con los ciclos de 30 compresiones torácicas (centro del pecho) más dos ventilaciones. Esta secuencia se ha de mantener hasta que llegue la ambulancia, la víctima se recupere o estemos exhaustos. Las maniobras para drenar el líquido de los pulmones son ineficaces y potencialmente peligrosas, puesto que pueden desencadenar el vómito con la consiguiente broncoaspiración.

La hipotermia que experimentan todos los ahogados nos da un mayor margen de actuación; se han dado casos de recuperación sin secuelas neurológicas, en personas con inmersiones de más de 45 minutos en PCR. La parte negativa de la hipotermia reside en que siendo necesaria la desfibrilación, se produzca una fibrilación ventricular refractaria.

Pregunta-. ¿Cuáles son las causas más frecuentes de los ahogamientos?

IMG_20150621_173108Respuesta-. Los accidentes más comunes son los que pueden producir asfixia por inmersión y también, aunque con menor frecuencia, los disbáricos. Además, casi un 90% de los afectados son niños y adolescentes entre los 15-25 años; los primeros porque no saben nadar y los segundos por sus juegos y falta de percepción del peligro.

La forma más frecuente es la aspiración de agua o ahogamiento húmedo, en el que se produce un laringoespasmo inicial, pero una temprana relajación provoca aspiraciones subsecuentes de volumen de líquido abundante. Otra es la asfixia por bloqueo de la glotis o ahogamiento seco, que se produce por asfixia secundaria a espasmo intenso de la glotis y persiste mas allá del punto de apnea, de modo que al relajarse los músculos no hay aspiración de agua. También se da mucho el síndrome de inmersión, que se caracteriza por paro cardíaco debido a la intensa descarga parasimpática del reflejo del zambullido.

Los traumatismos, que suelen producirse por juegos y zambullidas, las enfermedades y trastornos repentinos o el empleo de alcohol u otras drogas son algunas de las causas que pueden provocar ahogamientos. También lo es la hidrocución, conocida como "corte de digestión", que consiste en un choque térmico o síncope termo-diferencial del agua sobre el organismo humano. Suele ir precedido por unos signos de alarma como enrojecimiento y calor de la piel, hormigueos en las mismas zonas, sensación anormal de fatiga, vértigos, dolor de cabeza, sensación de encontrar el agua helada, trastornos oculares…

Pregunta-. ¿Qué camino se debe seguir para disminuir el número de ahogamientos?

Respuesta-. Va a residir fundamentalmente en la prevención. Podemos decir que en los últimos años se han mejorado notablemente los dispositivos de seguridad, tanto a nivel de recursos humanos como materiales. Los ahogamientos, los "cortes de digestión" y otros accidentes similares pueden evitarse siguiendo unas normas mínimas de seguridad, como son bañarse en zonas habilitadas para ello, respetar las banderas de las playas, evitar entrar bruscamente en el agua, sobre todo después de haber tomado el sol, realizar ejercicio intenso o haber comido, o evitar bañarse mientras se esté "haciendo la digestión" (se recomienda esperar un tiempo aproximado de entorno a dos horas, especialmente si ha sido un acomida copiosa).

Otra medida de prevención consiste en no salir de inmediato del agua si se advierte algún síntoma extraño como escalofríos, tiritona o fatiga. Ducharse antes del baño, entrar progresivamente en el agua, adaptándose a su temperatura y evitar ejercicios bruscos después de las comidas fuertes o de una larga exposición solar, también son formas de reducir los casos de hidrocución.

Por otro lado, no tirarse de cabeza en lugares de fondo desconocido es muy importante, ya que las zambullidas en el agua son causa del 6% de las lesiones medulares en España.

Tampoco se debe intentar nadar contracorriente y, en caso de ser arrastrado, hay que nadar paralelamente a la playa y, una vez se hay salido de la corriente, nadar hacia la orilla. En cuanto a los más pequeños, hay que vigilarlos en todo momento.

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