Juan Antonio Astorga apuesta por darle valor al cuidado y a que se reconozcan las especialidades en la enfermería
Tras 17 años al frente del Colegio Oficial de Enfermería ha visto pasar a muchos delegados, gerentes y trabajadores por el seno de la sanidad malagueña. Ha visto crecer a la profesión que ama, de ser considerados ATS a enfermeros de carrera que emigran al exterior para lograr un futuro laboral. Lamenta que las últimas cinco promociones de enfermería de Málaga no hayan tenido una oportunidad.
Revalida el cargo por otros cinco años. ¿Cómo afronta este nuevo mandato?
Contento por la confianza de la junta, pese a la desafección de todas las profesiones, que apuesten por estar me ilusiona. He pasado de querer dejar el colegio, al colegio que quiero dejar. Es una junta de gobierno muy renovada y joven, sólida, me pudo morir con ella. Son ocho mujeres y cuatro hombres, de toda la provincia y de la Universidad. Hemos creado varias líneas estratégicas que van a tener un impulso importante, la idea es que sea un equipo. Hay una línea estratégica sobre el buen Gobierno, por un lado se nos exige estar en la docencia o en la asistencia y cumplir cuestiones estatutarias. Queremos hacer una discriminación positiva de los jóvenes, va a haber una factoría del talento, que sea la referencia de las que se han ido, de las que están aquí, de la pérdida de conocimiento y habilidades, porque ahí hay cinco promociones que no han tocado el mercado laboral. Y una línea interesante de convenio de becas, porque el colegio quiere hacer becas-ayuda para los que van a hacer el doctorado. También se va a asesorar a los alumnos del último curso de grado.
¿A qué retos se enfrentan? Son tiempos convulsos para la profesión sanitaria.
Es curioso, hemos estado en una travesía del desierto 13 años, donde la Junta exoneró de la colegiación a los profesionales. No sólo ha supuesto una merma de los colegios y de su economía, es que la administración no ha contado con los colegios. Ahora cambia, después de tanto tiempo hay un acercamiento. Las aspiraciones del colectivo son darle valor al cuidado, que las enfermeras lleven la cronicidad y que se desarrollen las especialidades, que están muy poco desarrolladas. Enviamos una carta a la consejera que es un vademecum de posibilidades, que no necesita tanto dinero como voluntad política.
Hace unos días los enfermeros de las urgencias Carlos Haya dieron un ultimátum a la gerencia para exigir contrataciones. Y han logrado que se contrate a 23 personas.
Sí, aunque aquí hay varios focos de interés. Coinciden tres cosas: un pico asistencial importante, que las elecciones sindicales son el 16 de diciembre y que es final de año, con lo cual, si la administración tiene las arcas vacías, ahora más. Se han hecho contratos, claro que se mejora. Pero desde el punto de vista profesional es una situación que se está haciendo irresistible, me preocupa que los pacientes sufran y que a los profesionales el estrés les lleve a hacer cosas que no debieran. Echo en falta prácticas avanzadas en enfermería en urgencias. En el Hospital Civil se ha avanzado y en Carlos Haya no. Tienen protocolos para el dolor torácico, el código ictus, el trauma menor... Esto se debería hacer extensible a otros centros por economía y competencias. La situación es grave, la veo insostenible y mediatizada.
¿Qué opina de la nueva gerencia?
El sistema sanitario público es el mejor patrimonio que tenemos. He trabajado 18 años en Palma-Palmilla y ahora llevo cinco en Capuchinos. La sanidad tiene una capacidad de respuesta que no tienen otros, una gran cohesión social. Ahora veo que los gerentes están más con la tijera que con la batuta, un gerente debe estar más al revés. Aún así, veo un ánimo de cambio, escucha y comunicación pese a las dificultades y dentro de las limitaciones, pero la situación debe cambiar, tanto en el sistema sanitario como en la administración en general. La no reposición de profesionales está envejeciendo las plantillas, hay turnos de 17 horas y una morbilidad más cercana, y no se repone con gente joven.
¿Y cómo van las cosas en el ámbito privado?
La mayor parte de la privada está en una situación de precariedad alarmante. En muchos casos, cuando les animamos a que denuncien los abusos son remisos por no perder el contrato. Hay profesionales en residencias geriátricas en las que cobran menos de lo que dicen los papeles, o contratos en los que están de autónomos y tienen que tener una gran disponibilidad y ganan muy poco dinero. En la privada hay mucho que mejorar y, sobre todo, que homologar. Este es un sector muy atomizado, sería deseable que mejorara. Hay un convenio de mínimos pero en los contratos hay muchas situaciones irregulares.
El caso del contagio de ébola de una trabajadora en Madrid ha puesto en valor a los profesionales sanitarios y, más si cabe, a las plantillas de enfermería.
Una de las cosas que ha logrado el ébola es la visibilidad de los enfermeros y pacientes, que quien realmente está en riesgo en estos casos son los enfermeros. Uno de los casos más llamativos ha sido el de la generosidad de la hermana Paciencia, una enfermera que no fue repatriada y que donó su sangre. Somos un país poco estructurado, el Carlos III era referencia de España y sin embargo estaba destartalado, allí ha habido a la vez en la misma planta albañiles y la enfermera Teresa Romero. Una unidad de mando hubiera sido lo mejor, el ejército es modélico, es el cuerpo más adiestrado en estas situaciones. Se trata de un virus más mediático que mortífero, somos un poco ingobernables. Tenemos que ponernos a prueba de una actuación urgente en caso de alto riesgo y dar una respuesta central. Se ha defendido por autonomías y, en algunos casos, por centros. Apostamos por impartir una formación y presentar una actividad informativa al respecto. Nos tenemos que contagiar de coordinación y competencia.
En Málaga hubo un falso caso de ébola en agosto y los hospitales se han adecuado un poco sobre la marcha. ¿Está la provincia preparada para asumir casos así?
El Materno ha tenido premios nacionales, se consiguieron premios nacionales de bacteria cero en la UCI, hay que aumentar la sensibilización porque puede pasar en cualquier sitio. Aquí hay unidades de aislamiento y los profesionales saben como mantenerlo. No es fácil aislarse, porque se suda mucho, tiene dificultad incluso para los más entrenados. Se debe conocer el material y tener una correcta higiene de manos.
¿Qué opina de que haya infraestructuras como el Chare del Guadalhorce, sin abrir?
Siempre hago una reflexión, aquí lo de los ríos va regular (dice sarcástico). Cualquier centro sanitario es una oportunidad para la comarca donde está, da de comer al entorno, da votos y tiene una confluencia de vecinos que lo reclama, quieren que los servicios estén cercanos y es normal. Esta dilatación nos lleva a inaugurar centros que están viejos, esta idea de crear centros de alta resolución economiza movimientos, da eficiencia y descongestiona lo que hay en la capital. Los centros pequeños dan intimidad y es mejor para el paciente. Las estancias cortas son una oportunidad para evitar el riesgo de infecciones nosocomiales.
Del tercer hospital o del macrohospital, ni hablar, ¿no?
En su día dije que era humo y humo sigue siendo. La fusión de unidades físicas en diferentes sitios es estar todo el día con el taxi, con el coche y con el teléfono. Es un complejo que está dimensionado por Málaga. Es verdad que para algunos servicios ha sido una ganancia la fusión, pero no hay eficiencia para las compras, rompe la idea de distintas empresas, pero la operativa diaria de gestionar tiene una complicación. Se ha tenido que subdividir el equipo de la gerencia para gestionarlo. Obliga al apoyo físico de los profesionales.
¿Cómo son las perspectivas laborales de los enfermeros recién graduados?
Si quitáramos la crisis de enmedio, aún así, Málaga seguiría por debajo de la ratio respecto a Andalucía, España y Europa. Las enfermeras cuando van fuera están muy bien consideradas, porque académicamente se ha mejorado mucho. Tenemos una plantilla mayor y envejecida. Nos estamos cerrando a cal y canto para que en pocos años no tengamos reposición, porque muchas están haciendo su vida fuera y será difícil que vuelvan. Se han ido entre 400 y 500 de Málaga. Es un fracaso del sistema sanitario de procesos humanos.
"Espero que los contratos al 100% no sean sólo una promesa electoral"
¿Qué opina del anuncio de la Junta de que los sanitarios al 75% recuperarán en 2015 sus contratos al 100%?
Estamos en año electoral, hay presión no solo del PSOE, sino de IU y de los profesionales. La desmotivación cuando es estructural es grave. La medida es positiva, hay gente con edad intermedia con graves problemas de conciliación para pagar la hipoteca y esto genera desánimo. La medida es positiva y se debe instaurar cuanto antes y que se cumpla. Que no sea una promesa electoral.
¿Qué opina de los recortes en Sanidad?
Es como una pelota, depende de con quien hable. La tijera la pone Rajoy y otros tiene que recortar, se ha hecho sangre en situaciones que no había que haberlo hecho. En Andalucía se han hecho ciertas correcciones positivas ante algunos recortes. Hay que hacer un análisis en las guardias sobredimensionadas, si se hiciera, la eficiencia aumentaría, hay que tener en cuenta que los profesionales han perdido un 30% de sus sueldos. Y debe haber menos jefes que indios. También habría que haber mejorado la eficiencia en las compras, se ha controlado el absentismo, pero se ha puesto en marcha el copago, por el que ha habido gente que ha dejado de tomar medicinas esenciales por problemas económicos. Hay una responsabilidad profesional y pública de gestionar bien, hay casos de tratamientos que deontológicamente nos han hecho reflexionar, pero hay que hacerlo con cuidado porque decidimos sobre la calidad de vida y a veces sobre la propia vida.
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