Han pasado cinco años desde que se aprobó la ley del medicamento que regulaba la prescripción enfermera. No obstante, esta norma establecía la necesidad de, en un plazo máximo de un año, aprobar un real decreto que determine concretamente las competencias de estos sanitarios. «Llevamos cinco años de retraso injustificado», afirma Máximo González Jurado, presidente del Consejo General de Enfermería.
El Ministerio que lideraba Ana Mato parecía haberse olvidado de este compromiso, pero los primeros contactos con el nuevo secretario general de Sanidad y Consumo, Rubén Moreno –en sustitución de Pilar Farjas–, parece que van a cumplir con la eterna promesa, el pacto con el que hace año y medio se habían comprometido. «Se va a cumplir de forma estricta», aseguró Moreno en una visita al Consejo. La prescripción enfermera es una de las claves de ese acuerdo, en el que también participó el sindicato de enfermería Satse: «Es uno de los puntos irrenunciables y uno de los temas más urgentes por la relevancia y cobertura legal que supone para nuestra práctica clínica. Este tema depende únicamente del Ministerio, si hay intención real, puede ver la luz de forma inminente».
En el día a día de cualquier hospital o centro de salud, el papel del enfermero es el de un sanitario que trabaja de forma autónoma, que toma decisiones a cada instante y que, aunque no esté regulado legalmente, prescribe. Teresa Mateos es enfermera desde hace 30 años, lleva ocho trabajando en Atención Primaria y reconoce que «la prescripción forma parte de la cotidianeidad de cada día». La situación de irregularidad en la que trabajan día a día los enfermeros es lo que hace que puedan tacharles de intrusismo profesional, porque «el mero hecho de solicitar una analítica es una prescripción». Y es que como dice Mateos, «prescribir no es sólo recetar si no determinar qué cuidados debe seguir un determinado paciente. Les decimos qué dieta deben seguir o les mandamos un determinado anticoagulante». La sanitaria tiene claro que, en ningún caso, «queremos invadir competencias del médico, pero sí funcionar de una forma más eficiente. El coste-efecto de que nos dejen prescribir a nosotros es muy elevado, ya que el médico no tiene tiempo», e insiste: «Tenemos una capacitación bastante avanzada, sólo nos falta la cobertura legal».
El real decreto al que hace referencia la ley del medicamento se ha elaborado y reelaborado por los diferentes responsables que han llegado al Ministerio de Sanidad, pero ninguno ha sido capaz de aprobarlo. Y es que no se busca dar nuevas competencias a los enfermeros, sino darles seguridad jurídica en su trabajo diario. En el proyecto de real decreto, como indica la ley de 2009, se debe determinar cómo se acreditarán los profesionales de enfermería y qué cursos sobre medicamentos deben superar para dar la mayor seguridad posible a los pacientes. Como sostiene Gómez Jurado, el real decreto «establecería las reglas del juego de la prescripción con aspectos como quiénes y cómo deben desarrollar las guías de la práctica clínica para la prescripción de medicamentos con receta o los requisitos para acreditarse». Y es que no deja de sorprender que la guía de la práctica clínica para la prescripción de medicamentos con receta se elabora con el consenso de médicos y enfermeros, los dos profesionales implicados. No obstante, a pesar de la colaboración diaria de estos dos profesionales, la Organización Médico Colegial no ha puesto las cosas fáciles para regular esta situación hasta diciembre de 2013, cuando dieron su visto bueno al proyecto que presentó el Ministerio. En éste se incluyen las demandas del Consejo General de Enfermería y, además determina la creación de una comisión de protocolos, guías de práctica clínica y asistencial, que busca mejorar la elaboración de guías de práctica clínica y asistencial y los protocolos de uso y autorización en la dispensación de medicamentos.
Los enfermeros no buscan poder prescribir cualquier medicamento, pero «simplemente dar un paracetamol, un ibuprofeno o curar una herida con un apósito medicamentoso ya lleva consigo una prescripción», explica Ángela Ortega, enfermera que trabaja tanto en las urgencias de un centro extrahopitalario como en una ambulancia medicalizada. «Siempre trabajamos en equipo, pero cuando vivimos situaciones de colapso, actúo de forma autónoma, como cuando viene un paciente con una herida y se le tiene que dar anestesia local o cuando damos un alta», pero insiste en que «tomamos muchas decisiones diarias y necesitamos un respaldo legal. Prescribimos continuamente». Ella asegura que nunca ha tenido conflictos con un médico, pero también tiene presente que aunque «muchas veces el enfermo no pasa directamente por el médico, es a él al que acudimos ante cualquier duda». Su compañera de Atención Primaria afirma que la sociedad «desconoce el papel que realizamos. Regulamos las dosis de medicamentos, prescribimos antidiabéticos o, en función de su cartilla de vacunación, prescribimos alguna vacuna, como la del tétanos»
Leer más: Los enfermeros podrán prescribir recetas - La Razón digital http://www.larazon.es/detalle_normal/noticias/8315434/los-enfermeros-podran-prescribir-recetas#Ttt1N8y5I3h1b7qH
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