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atologías hay muchas. Los tratamientos avanzan continuamente. Los protocolos cambian todo el tiempo y es algo en lo que hay que mantenerse muy actualizada", sostiene Miglietta Barbieri, que está entre los 22 primeros egresados del posgrado en Enfermería Oncológica, especialidad única en el país que hace dos años comenzó a dictar la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral.
Dirigido a licenciados en enfermería con al menos un año de experiencia laboral, el objetivo del posgrado es ampliar su conocimiento en las patologías oncológicas, los tratamientos y sus eventuales complicaciones. Y, también, remarcar la importancia de saber acompañar, contener y escuchar al paciente y a su familia. Para la segunda edición del posgrado en Enfermería Oncológica ya se inscribieron 36 profesionales.
Con dos a tres días completos de clases al mes, el programa de estudios tiene materias como Introducción a la Enfermería Clínica en Oncología, Cuidados en el Paciente Oncológico, Gestión de los Cuidados de Enfermería en Unidades de Atención y Cuidados Paliativos, entre otras asignaturas teóricas. En la parte práctica, los alumnos concurren a centros especializados en oncología u oncohematología para observar la atención a los pacientes.
Con 25 años de experiencia en enfermería ligada a la oncología, Evangelina Herrera, de 44 años, viajó todos los meses durante dos años de Neuquén a Buenos Aires, para cursar el posgrado de la Austral. "Me ayudó a entender que si mantenés a la familia del paciente informada prudentemente, sin meternos en el tema patología, baja el nivel de ansiedad y se hace partícipe del cuidado del paciente.
A partir del posgrado, Herrera propuso en la clínica de Neuquén donde trabaja el proyecto de entrevista de primera vez con el paciente antes de iniciar un tratamiento oncológico. "El médico me informa cuál es el diagnostico, qué tratamiento va a hacer y la forma en que se le va administrar. Me encargo de reunir al paciente y a su familia. Con una psicóloga hacemos la entrevista de primera vez, hablamos de todo lo que tiene que ver con la medicación, los cuidados. Les doy información que armé especialmente y registro todo lo que se habla", explica.
De esta forma, añade Herrera, cuando el paciente empieza el tratamiento saben todo lo que tiene que hacer y los eventuales efectos de la quimioterapia. "El día que van al tratamiento notás que el nivel de ansiedad es inferior al 50% que tenían al principio. Así lográs que en ese tratamiento disminuyan los efectos adversos", dice, y remarca que al tener toda la información antes de iniciar las sesiones los pacientes concurren menos a las guardias.
La iniciativa de Herrera surgió al observar que muchos pacientes que tenían que comenzar con la quimioterapia llegaban al hospital de día sin tener información ni de dónde tenían que atenderse ni sobre el tratamiento en sí. La situación de incertidumbre que "le hacía mucho ruido" fue el puntapié para generar su tesis y su proyecto laboral.
"El paciente oncológico es especial", dice Juan Manuel Sánchez, de 38 años y el único hombre que cursó este posgrado. "Con el paciente oncológico uno tiene que estar más tiempo, escuchar. Estar cura", sostiene.
Para Sánchez, el posgrado significó una herramienta importante para mejorar la atención y sumar conocimiento sobre la oncología. "Hay cosas que no se estaban haciendo mal, pero que se podrían hacer mejor como especificar más en el tratamiento del dolor, en los cuidados paliativos, en la familia", concluye.
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