COMUNICADO OFICIAL
En los últimos días, el Gobierno de los Estados Unidos anunció una nueva clasificación académica que redefine cómo serán consideradas diversas profesiones a nivel federal. Esta medida implica que áreas con sólida tradición formativa y alta especialización —como arquitectura, educación y enfermería— dejarán de ser reconocidas como títulos profesionales, afectando directamente el acceso a financiamiento educativo y el reconocimiento institucional de estas disciplinas.
El impacto es especialmente significativo en el ámbito sanitario. Carreras esenciales para el funcionamiento de los sistemas de salud, tales como enfermería, fisioterapia, higiene dental, terapia ocupacional y trabajo social, pasarán a ser consideradas titulaciones no profesionales. Frente a esta decisión, la Asociación Americana de Facultades de Enfermería (AACN) expresó su profunda preocupación, señalando que la medida desconoce la complejidad, el rigor académico y la responsabilidad de la formación avanzada en enfermería.
Esta situación encuentra un paralelismo directo con lo que ocurre en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde las y los profesionales de enfermería continúan siendo encuadrados dentro del escalafón administrativo, pese a contar con formación técnica, terciaria y universitaria, y desempeñar funciones críticas en los equipos de salud. Esta clasificación, impulsada por el gobierno porteño, desconoce el carácter profesional de la enfermería y constituye un retroceso en materia de derechos, reconocimiento y condiciones laborales.
Ambas realidades reflejan una tendencia preocupante: la subestimación de las profesiones sanitarias, especialmente de la enfermería, que es pilar fundamental en la seguridad del paciente, la respuesta hospitalaria y la calidad de la atención. Desvalorizar la formación y el rol profesional no solo afecta al personal sanitario, sino que también incrementa el déficit de enfermeras y enfermeros, desincentiva la formación de nuevos profesionales y profundiza la crisis de recursos humanos que atraviesan los sistemas de salud.
Alertamos sobre las consecuencias que este tipo de decisiones puede generar en la población:
Disminución de la calidad del cuidado.
Sobrecarga laboral del personal existente.
Mayor riesgo para los pacientes.
Reducción de la capacidad de respuesta hospitalaria.
Aumento de la desigualdad en el acceso a servicios de salud seguros y oportunos.
Reafirmamos nuestro compromiso con la defensa de la dignidad profesional, la correcta valoración del trabajo sanitario y el reconocimiento pleno de la enfermería como una disciplina científica, autónoma y esencial para la salud pública.
Solicitamos a las autoridades correspondientes que reviertan estas decisiones, revisen los marcos normativos vigentes y garanticen la jerarquización que estas profesiones merecen, en beneficio de toda la sociedad.
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