22 may 2010

Madrid, España.-

Francisco Xabier Santos, del Grupo Hospital de Madrid: 'La Enfermería es el hospital'

El jefe del Servicio de Cirugía Plástica del HMM y HMT afirma que el esfuerzo del personal de enfermería influye en la calidad asistencial, además de la técnica

Madrid.- Aunque las tecnologías y el éxito de la técnica quirúrgica influyen en la calidad asistencial, no debemos pasar por alto el esfuerzo del personal de enfermería. Sin duda, son ellos los responsables de cubrir las necesidades de los pacientes a cada minuto, resultando su trabajo crucial a la hora de lograr que éstos abandonen el centro con la sensación de haber recibido la mejor de las atenciones.
Nadie pone en duda que Florence Nightingale es considerada la creadora del moderno concepto de Enfermería. Como es bien sabido, durante la Guerra de Crimen, Nightingale fue llamada por el ministro británico de la Guerra para supervisar la introducción de la Enfermería en los hospitales militares.
Su actuación fue decisiva; no sólo definió el papel de la Enfermería en la atención sanitaria de los heridos, sino que realizó trascendentales aportaciones relativas a la investigación de la mortalidad hospitalaria. Sus conclusiones fueron aterradoras: el 87 por ciento de las muertes ocurridas en los hospitales estaban causadas por procesos nosocomiales, habitualmente infecciones hospitalarias. Y es que la ausencia de pautas de higiene y cuidados básicos era la norma.
Pero Nightingale descubrió que esto no sólo ocurría en los hospitales militares. A su vuelta a Londres, tras el fin de la guerra, pudo demostrar que la mortalidad de los soldados hospitalizados en tiempos de paz era de hasta el triple de la que registraba en centros civiles. Sus datos eran concluyentes; gracias a su formación matemática demostró objetivamente que la elevada mortalidad hospitalaria se debía a procesos contraídos durante la hospitalización.
Es curioso comprobar que el primer reconocimiento oficial que Florence Nightingale recibió fue el nombramiento de miembro de la Royal Statistical Society. Su propuesta era sencilla: la Enfermería debería liderar el cambio para aumentar la salubridad e higiene en los centros hospitalarios. Para alcanzar ese objetivo asignó a la Enfermería el papel de 'cuidadora' de los enfermos.
Han pasado más de 150 años desde que Florence Nightingale 'fundara' la moderna Enfermería, pero su visión de futuro sigue estando vigente. A lo largo de este siglo y medio se ha desarrollado todo un cuerpo de conocimiento enfermero de contenido tan extenso y profundo que ha permitido reconocer a la carrera de Enfermería el nivel de Grado en el marco del Espacio Europeo de Estudios Superiores.
La enfermera o el enfermero ya no son los 'ayudantes técnicos sanitarios' de antaño. La misma terminología de 'ayudante' no tiene cabida en el concepto moderno de la asistencia sanitaria: nadie 'ayuda' a nadie y, a la vez, todos ayudan a todos para contribuir al único objeto de las profesiones sanitarias, el enfermo. Desde el director del hospital o centro de salud hasta el celador, todos integran el llamado equipo multidisciplinario de salud. En éste, las tareas de cada uno de sus miembros están perfectamente definidas.
No existe, o al menos no debe existir, un solapamiento de funciones. La Enfermería no puede hacer de 'mini médicos', realizando tareas propias de éstos, ni los médicos pueden encargarse de la principal misión de las enfermeras, los cuidados de los pacientes. En este aspecto aún deben aprender mucho los médicos. El cirujano, el internista, pasa visita en el hospital una o, como mucho, dos veces al día, pero quien está a pie de cama durante las 24 horas del día es la enfermera. Ésta conoce perfectamente el estado de ánimo del paciente, su entorno familiar, sus reacciones personales ante los tratamientos… en definitiva, es quien cuida del enfermo. Por este motivo, hasta que médicos y enfermeros no sean conscientes de que sus tareas son complementarias y deben coordinarse, no podremos ofrecer a nuestros pacientes la mejor asistencia.
En uno de mis anteriores destinos hospitalarios, el querido Hospital del Aire, tuve ocasión de hacer realidad ese concepto de equipo multidisciplinario de salud. A las sesiones clínicas asistían médicos y enfermeras (y también alumnos), y estas últimas participaban activamente en la decisión de los tratamientos y cuidados indicados para cada caso. ¿Quién mejor que la enfermera podía indicar cómo toleraba las curas un quemado? Esta integración de médicos y enfermeras permitió elevar sustancialmente el nivel de conocimientos de las últimas y, asimismo, los primeros podían comprobar la eficacia o no de ciertas medidas terapéuticas basándose en la información recabada por las enfermeras a pie de cama.
Cuando un enfermo es dado de alta del hospital se le puede pedir que valore la calidad de la asistencia recibida durante su estancia. Lo que el paciente valora es la llamada 'calidad percibida'. Ésta se refiere a la sensación de bienestar, atención, cuidado, etc. que tiene el enfermo, que no suele tener criterios para valorar la técnica quirúrgica empleada ni la sofisticación de los aparatos de diagnóstico. Lo que el paciente percibe como calidad se refiere a la dedicación y cariño con el que las enfermeras que han estado 24 horas al día con él le han atendido, al respeto con que ha sido tratado, al confort que se le ha proporcionado en su lecho de dolor. No nos equivoquemos, a un paciente se le ha podido realizar el mejor trasplante hepático, pero si los cuidados de la Enfermería han sido malos, si no se le ha tratado con cariño, si por la noche no podía dormir porque las enfermeras hablaban en voz alta en el control o si la comida llegaba fría, su percepción de la asistencia será mala. A este respecto hay que destacar la importancia de las llamadas 'formas'. La educación, la delicadeza, la exquisitez han de ser las características habituales en el trato con los pacientes.
Un hospital puede contar entre su plantilla con los especialistas médicos más cualificados, disponer de los equipamientos técnicos más avanzados, tener unas instalaciones hosteleras magníficas, pero si la Enfermería no es de calidad, los pacientes recibirán una mala asistencia. No tiene sentido esforzarse por hacer fichajes médicos galácticos o adquirir el último modelo de resonancia magnética si paralelamente no se logra contar con un personal de Enfermería del más alto nivel. Una intervención quirúrgica puede acabar en un fracaso si los cuidados postoperatorios de la Enfermería no son adecuados. Y esto, los cirujanos lo sabemos muy bien.
Pero el nivel científico y la cualificación de la Enfermería dependen esencialmente de ella misma. Me gusta recordar a mis alumnos de Enfermería que empiezan su carrera que tienen que ser los profesionales de las 'cuatro C': Competentes, Compasivos, Coordinados y Científicos:
- Competentes, para saber cada vez más; la enfermera no sólo debe saber poner el suero que prescribe el médico, sino que debe saber por qué prescribe ese suero y no otro.
- Compasivos, pues si no son capaces de entender el dolor del enfermo, difícilmente podrán prestarle los mejores cuidados.
- Coordinados, para integrarse en el equipo multidisciplinario de salud en estrecha relación con los profesionales médicos.
- Y, por fin, científicos. A veces, a los alumnos les suena a chino escuchar que deben ser científicos. Pero ésa es la realidad, la Enfermería es una ciencia y, como tal, sus conocimientos se adquieren gracias al método científico. Los alumnos de Enfermería de nuestros hospitales, en nuestra universidad, investigan, y ellos son los primeros sorprendidos al comprobar el resultado de su trabajo investigador. La pena es que en muchas ocasiones el trabajo diario, ya como profesionales, no les permite mantener ese espíritu científico. A veces la escasez de personal, la excesiva burocracia o la propia desidia les llevan a ser meros ejecutores de unas órdenes médicas. Y eso no es ser enfermera o enfermero.
En el acceso al Hospital Universitario Madrid Montepríncipe se levanta el único monumento a la Enfermería que existe en España. Debería entenderse como símbolo de la importancia que a su labor se le concede en el hospital, como símbolo de la consciencia de que un hospital sin Enfermería cualificada y motivada nunca puede ser un buen hospital. Cuando todos comprendamos que sin Enfermería de calidad lo que llamamos hospital pierde su razón de ser, entonces entenderemos que la Enfermería es el hospital.

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