En este mes de junio he sido operado de cáncer en el Hospital Joan XXIII de Tarragona. Durante las 20 horas que he pasado en la unidad de reanimación, conectado a un tubo de drenaje, sondado, con soportes con tubos conectados a las vías para inyectar los antibióticos, sueros, calmantes, etc., en ese estado de semiinconsciencia y conforme te estás despertando, oyes unas voces suaves, dulces, que te llaman por tu nombre y te preguntan «¿cómo estás, Manuel?». Las palabras que oigo son de cariño y de ánimo. Cada hora veo que me sustituyen una de esas bolsas, anotan tu temperatura corporal, las pulsaciones, la tensión.
Después de 18 horas en reanimación y no habiéndose presentado ninguna complicación postoperatoria, el cirujano que me ha intervenido da el visto bueno para que me pasen a planta, pero antes tres enfermeras con sumo cuidado lavan mi cuerpo y curan mis heridas.
Ya en planta soy atendido por otro grupo de enfermeras, que al igual que las anteriores me dan palabras de ánimo, con el seguimiento continuo de mis constantes y el suministro de calmantes y antibióticos.
Por todo ello doy las gracias a: Lorena, Ana, Lourdes, Elena, Patric, Juani… Por vuestra profesionalidad y el cariño que me habéis dispensado.
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