VÍDEO«Con ganas, pero con vértigo». Bihotz Arbelaiz ha pasado esta semana la última criba para cerrar el contrato que le llevará en noviembre hasta la ciudad de Kotka. /LUSA
Emigrar en busca de trabajo empieza a ser una salida al paro cada vez más habitual. Lo que no suele resultar tan común es que el contrato de empleo en el extranjero se presente de imprevisto a las puertas de casa, con una oferta tentadora, buen sueldo, un puesto estable y todas las facilidades del mundo para instalarse a cientos de kilómetros de distancia. Bihotz Arbelaiz, pasaitarra de 24 años, no se lo pensó dos veces cuando se enteró vía mail que Finlandia buscaba profesionales en Euskadi para trabajar en sus hospitales, con cientos de vacantes cada año por la jubilación masiva que amenaza la sanidad en el país nórdico.
Como informa diariovasco.com, una delegación finlandesa visitó a principios de año la Escuela de Enfermería de la UPV/EHU en Donostia, en colaboración con el Colegio de Enfermería de Gipuzkoa, para explicar su oferta y tentar a candidatos, dentro de una campaña de reclutamiento que también pasó por Bilbao, Santander y Valencia. Nueve meses después, los emisarios nórdicos han regresado esta semana a Gipuzkoa para cerrar una veintena de contratos, los primeros que se sellan fruto de la estrenada relación laboral que pretende continuar en el tiempo. Entre los que han superado la entrevista de trabajo está Bihotz, que prepara las maletas para viajar «sin fecha de vuelta» hasta Kotka, una ciudad al sureste del país. «Me voy porque aquí no hay trabajo», zanja sin titubeos.
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