7 ago 2012

Sanidad alertó hace tres años de que faltarían 25.000 médicos en 2025


Es el caso de María Martina, de 30 años, que estudió la carrera de Medicina en Argentina. De familia materna española, se decidió por Barcelona para especializarse en nefrología en el hospital Clínic. Terminó el MIR el año pasado y desde entonces ha estado trabajando en diálisis en clínicas privadas. Este lunes mismo cogía un avión en El Prat con destino Baltimore (EE UU). "Me interesa mucho el hospital, la posibilidad de hacer investigación en inmunología, y el salario", resume. En el Clínic, asegura, no hay contratos para nuevos especialistas. "Si me hubieran ofrecido algo me hubiera quedado", señala. "Como país no conviene que nos marchemos. Es una pérdida enorme de dinero en formación", concluye.

A Máximo González Jurado, presidente del Consejo General de Colegios de Enfermería, le inquieta esa pérdida. "España está formando magníficos profesionales y es una pena que se los estén llevando otros países cuando las plantillas de enfermeras son deficitarias y en algunas comunidades autónomas y hospitales están bajo mínimos", dice. España tiene unas 541 enfermeras por cada 100.000 habitantes, frente a las 797 de media en la UE. "Y con los recortes, la no renovación de contratos de interinos y laborales, la no sustitución de bajas, entre otras medidas, la situación no ha hecho sino empeorar", apostilla.

Los colegios profesionales tienen tan claro que una de las salidas es hacer las maletas que se plantean establecer un sistema para ayudar a los que se marchen. "Hay que ver cómo se les puede facilitar con garantías", dice Sendín. Mientras, muchos tienen dos opciones. Buscarse la vida por su cuenta, como hizo Martina, o recurrir a una agencia de colocación especializada, como las que están proliferando.

HCL Nursing es una de ellas. Está especializada en reclutar enfermeros europeos para trabajar en hospitales públicos británicos. "Ayudamos a los profesionales a conseguir alojamiento, pagamos el primer mes de renta y aseguramos un mínimo de 300 libras a la semana, horarios flexibles, uniformes y formación", explica María Pineros, una de sus responsables de recursos humanos.

Mercedes López y Jorge Sotoca junto a su hija. Ella es oftalmóloga y él, pediatra; han encontrado trabajo en Suecia.

Pablo Rubio recurrió a ellos, pero una vez llegado a Reino Unido. Enfermero de 24 años, lleva nueve meses trabajando en Londres y está encantado. Explica que ninguno de sus compañeros de promoción de la Universidad Cardenal Herrera de Castellón está trabajando en España. "Nadie. Solo tenemos empleo los que estamos fuera", dice. Rubio trabaja en varios hospitales del Este de Londres y en atención domiciliaria del Oeste. Hace turnos de 12 horas durante tres días a la semana. El resto libra. "Hay una flexibilidad que en España no tenemos. El trabajador está muy bien cuidado y con lo que me pagan puedo vivir bien, pagar la renta, la comida y el transporte y además me queda algo para ahorrar", dice. No sabe cuándo volverá a España. "Tengo muy claro que estaré unos años, como mínimo hasta que las cosas allí se normalicen. Aquí ya tengo mi entorno, amigos que ya son como mi pequeña familia. Y cada vez somos más", señala.

Reino Unido es, junto a Francia y Portugal, uno de los destinos favoritos para los profesionales españoles. Hay trabajo y los médicos y enfermeros formados en España son apreciados. Andrea Martín decidió marcharse a Alemania, donde también hay buenas oportunidades. Esta enfermera de 23 años cuenta que siempre tuvo idea de pasar un tiempo en el extranjero, haciendo un máster o voluntariado. Pero la crisis la llevó directamente a buscar un empleo. A emigrar. "Con los recortes no te queda otra que irte fuera. En España no hay trabajo, y el poco que hay es en condiciones bastante miserables", dice. Así, empezó a mirar ofertas hasta que encontró la empresa que la contrató, una organización que ofrece cuidados intensivos a domicilio. Buscaban enfermeras españolas y acudieron a Madrid a hacer las entrevistas. Ahora Martín está completando el curso de formación —pagado por la empresa, que además le paga un sueldo de 700 euros al mes hasta que lo acabe— para sacarse el diploma de alemán que necesita para trabajar. Le queda un mes para completar el programa. Después empezará a trabajar por algo más de 1.800 euros al mes. "No es que sea un sueldo altísimo, es menos de lo que les suelen pagar a los alemanes, pero a nosotros nos dan el curso y tenemos un tutor hispanohablante. Así que para empezar está bien", dice.

Mats Ignell, director de selección de personal de la agencia Medicarrera —la que usaron Sotoca y López para encontrar su puesto en Suecia—, constata que los profesionales españoles tienen cada vez más interés por trabajar en el extranjero. Además, están muy bien valorados. Lo ve todos los días en su empresa, especializada en los países escandinavos, donde se buscan radiólogos, pediatras, geriatras, nefrólogos... Ellos seleccionan personal, enseñan el idioma y se ocupan de la mudanza (vivienda, colegio para los niños...). "Las clases de idioma las pagan los hospitales. Tienen que hacerlo. No se trata de inglés o alemán, sino de idiomas que nadie habla", explica Ignell.

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