5 ago 2012

"Si se desmantela la sanidad pública de calidad se abre una nueva vía de negocio"

El responsable de Satse defiende que los sindicatos y los partidos no funcionen con subvenciones, sino con las cuotas de sus afiliados y si no les alcanza, "cierren" · Rechaza la exclusión de los 'sin papeles' de la asistencia
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Eugenio Pérez dirige el Sindicato de Enfermería desde hace nueve años.

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El secretario provincial de Satse, en la sede sindical de la calle Regente.

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-¿Va a ser un otoño caliente en la sanidad?

-Sí, por supuesto. La entrada del verano ha sido muy caliente con el decreto de la Junta y el decreto ley del Estado, que han recortado derechos históricos. Se han recortado descanso, se ha incrementado la jornada, se han rebajado sueldos, se ha quitado la paga extra. A ver cómo echan la Navidad los funcionarios, que no ganan como los altos cargos. La horquilla salarial de muchos funcionarios oscila entre los 1.000 y los 1.500 euros. A ver este año los Reyes quién los pone. El sueldo de las enfermeras es en algunos casos el único que entra en muchas familias malagueñas.

-¿Cuánto ha perdido en los últimos años un enfermero de media?

-Un 25% del salario, cuando nunca han sido excesivamente altos. Con la burbuja inmobiliaria había gente en la obra que ganaba 3.000 euros al mes, la enfermera ganaba 1.500. Hemos estado a las duras. Y ahora que siguen igual de duras, encima se nos recorta, se nos aprieta y se nos machaca. Se incrementa la jornada, no se sustituyen a los que están de baja o vacaciones, se cierran plantas con lo que las están abiertas están más saturadas y hay más cargas de trabajo. El ambiente es de desesperanza. Trabajar en contacto con el sufrimiento de los demás e incluso con la muerte requiere de un alto nivel de vocación y de predisposición de servicio al prójimo. Somos vocacionales, pero no somos samaritanos. Estamos contentos de hacer lo que nos gusta, pero se nos tiene que retribuir dignamente.

-¿Con quién estáis más molestos, con la Junta o el Gobierno?

-Con la Junta, que es la que nos paga. Ha utilizado la excusa de los recortes del Estado para recortarnos más a nosotros cuando la Junta no está obligada a recortar el sueldo a los sanitarios, podría haber aplicado otras medidas. El Estado está obligando a las comunidades a no pasarse del techo de gastos, pero es la comunidad la que decide dónde recortar. Había otros sitios donde recortar antes que en las retribuciones de los trabajadores.

-¿Qué hubiese recortado?

-En subvenciones a sindicatos y a partidos políticos; las tendrían que haber quitado. Deben funcionar con las cuotas de sus afiliados y si no, cerrar. En gastos de protocolo, de representación, en coches oficiales, en publicidad institucional, en empresas paralelas... Se han creado en Andalucía un montón de empresas que no son de funcionarios, sino de gente que ha entrado a dedo. En asesores, en altos cargos. En todo eso habría que recortar antes que en el sueldo de los trabajadores. Si después de todo eso hay que recortar en el sueldo de los trabajadores, también. Pero a los que más tienen, no a los que menos cobran.

-¿Ve la luz al final del túnel?

-Hay que verla porque antes o después tendremos que salir de esta crisis. Lo que no sabemos es cómo saldremos. Hay que tener esperanzas, pero el panorama es oscuro, casi negro. Por ejemplo, si ahora por los recortes hay funcionarios que no se van de vacaciones, el hotel tiene que cerrar y la limpiadora del hotel también va a la calle... es un círculo. Al final, una medida de ahorro se transforma en una medida de más paro y más pobreza. Entendemos que de donde hay 10 no se deben gastar 12. Eso es lo que han hecho nuestros políticos durante los últimos años. Se ha vivido en una falsa opulencia y había que hacer la obra más faraónica. Cualquier familia que funcione bien es porque si le entran 10, gasta 9. La previsión de cualquier enfermera es que tenía 10 para gastar, iba a gastar 9; pero el problema es que ahora tiene 8.

-¿La sanidad pública, universal y gratuita se ha acabado?

-Aún no, pero si no ponemos solucione puede que se acabe. Nos podremos encontrar con una sanidad de primera y otra de segunda. Los de rentas más se están sacando seguros privados. Las grandes empresas están invirtiendo en hospitales privados porque ven negocio. Si la gente se saca seguros privados es porque la calidad de la sanidad pública está disminuyendo a pasos agigantados. Se está produciendo un desmantelamiento de la sanidad pública. Lo que no sabemos si es en connivencia con los políticos. Pasada la burbuja inmobiliaria, a lo mejor ahora toca la burbuja sanitaria y lo que se pretende por parte de los políticos es que estas empresas que han dejado de ganar dinero con la especulación inmobiliaria lo hagan con los hospitales privados. Si se desmantela la sanidad pública, si se quita calidad, se abre una nueva vía de negocio. Málaga es la provincia de todo el Estado en la que en los últimos años más ha crecido la cama hospitalaria privada y es porque hay negocio. Habrá una sanidad de primera para los que tienen y de segunda, que será la pública, para los que no tienen, que será la mayoría.

-¿Qué le parece la exclusión de los sin papeles de la sanidad?

-Otro gran error, achacable al Gobierno central. Entre los errores del Gobierno del PP y los de la Junta, de PSOE e IU, el pato lo pagamos todos. Tenemos mala suerte porque en una situación de gran crisis, no tenemos a los mejores políticos. Tenemos a políticos de segunda, que están dando soluciones de segunda. Quitar la sanidad a los inmigrantes sin papeles es un gran error porque al final se saturarán las urgencias. Si no se les cura, son posibles focos de proliferación de enfermedades. Si alguien con tuberculosis no se cura, esa tuberculosis se disemina y al final es más el coste que el ahorro. Es más barato invertir en prevención que en curación. ¿Que hay que controlar la inmigración? Por supuesto, hay una situación de crisis. No podemos tener un país de puertas abiertas. El efecto llamada ya ha desaparecido porque no hay trabajo ni para los españoles. A la inmigración hay que controlarla y habrá que limitar el acceso de extranjeros a España. Pero todos los que están dentro, mientras estén dentro tienen que ser tratados exactamente igual que los españoles, por lo menos a nivel sanitario y educativo.

-¿Y qué le parece que no se permita abortar por malformaciones del feto?

-Lo veo muy mal. Tenemos una ley que cumple las necesidades de las mujeres españolas y cambiarla en ese sentido es un atraso. Las personas con minusvalías tienen todos los derechos, requieren del mayor apoyo de la sociedad. Pero estamos hablando del derecho de la madre. Es un no nacido con graves malformaciones, incluso con posibilidades de fallecimiento. La madre tendrá que afrontar esa gran carga y es justo que sea la madre la que decida. Que el PP aproveche su mayoría absoluta para modificar leyes de consenso es un gran error; un error del que están en contra incluso gran parte de los votantes del Partido Popular.

-¿Los enfermeros están emigrando con la crisis?

-Sí, pero desde hace años. No es de ahora. La profesión sufre el paro desde hace unos 20 años y más agudizado en las últimas promociones. Hay enfermeros de 35 años que no tienen empleo estable. Por eso, llevan años yéndose a Italia, Francia, Portugal, Irlanda, Gran Bretaña. Y en los últimos tiempos a Alemania y Noruega. Esta crisis es más de lo mismo. La enfermería española está muy valorada en el resto de la Unión Europea y los reciben con los brazos abiertos. Y paradójicamente en Málaga hay un déficit de enfermeros, pero no hay dinero para pagarlos. Y menos ahora con la crisis. Calculamos que en la provincia hacen falta unas 1.000 enfermeras para ajustarnos a la ratio de la UE. En el sistema sanitario público andaluz debería haber 1.000 enfermeras más. Si estas 1.000 enfermeras estuvieran trabajando, no habría paro.

-Ahora se van. ¿Pueden faltar enfermeros más adelante?

-La edad media de las enfermeras es cada vez más alta. En 10 o 15 años habrá muchas jubilaciones y faltarán enfermeras. Puede ocurrir que ahora invirtamos en la formación de universitarios que estamos exportando y dentro de 15 o 20 años tenemos que importar enfermeras de países con un nivel formativo más bajo para que cuiden a nuestros mayores o a nosotros. Sería un sinsentido.

-Se han eliminado 10 cargos intermedios de enfermería en el Clínico para ahorrar. ¿Cómo lo ve?

-Es un error porque se perjudica la calidad de la asistencia. La enfermería no es solo la enfermera que está a pie de cama. Hay otros que su función es coordinar al resto del equipo y quitar de golpe a 10 cargos de enfermería entendemos que es un error. ¿Que hay que recortar? Por supuesto, pero 10 de golpe y de enfermería... Esperemos que del resto de las categorías se hagan los mismos recortes.

-El hospital del Guadalhorce está acabado y no se abre. ¿Qué opina?

-Es una pena que no se haya inaugurado cumpliendo los plazos y desgraciadamente la situación actual de crisis económica hace la previsión de apertura no sea real, cuando es fundamental para toda la comarca.

-¿Y el megahospital?

-Fue una respuesta de la Consejería de Salud a las protestas que se iniciaron en Málaga por parte de sindicatos y de diversas organizaciones sociales ante la falta de camas y antes de que los malagueños se echasen a la calle la respuesta fácil fue vender algo que al final se ha demostrado que era solo humo.

-¿Alguna vez con tantos recortes y conflictos ha sentido ganas de tirar la toalla?

-Sí, por supuesto. Todos los trabajos son difíciles. El mío no más que otros, pero en esta situación a veces es ingrato ser sindicalista. A todos se nos mete en el mismo saco y no todos somos iguales. No obstante, estoy orgulloso de representar a esta organización, de representar a mis compañeros y a todo el colectivo. No sería justo en un momento tan crítico como el que estamos pasando abandonar el barco.

-Más de una protesta en las últimas semanas se ha salido del recorrido autorizado. La Policía lo ha identificado. ¿Le han llegado multas?

-No. La Subdelegación del Gobierno creo que entiende que la situación es desesperada para muchos y está siendo considerada y hasta el momento no ha llegado ninguna sanción firme. De tráfico sí tengo alguna, por correr con el coche para no llegar tarde a alguna reunión en Sevilla.

-¿Su mayor satisfacción profesional?

-Mis tiempos de la UCI del Carlos Haya y el Clínico. Tengo grandes recuerdos de todos los compañeros y del agradecimiento de familiares de pacientes.

-¿Y la mayor frustración?

-El paro. Entiendo a la gente que está en paro porque es desesperante [Cuenta que le pilló la crisis de 1992 con la carrera recién acabada y que trabajaba tres o cuatro meses al año]. No entendía cómo después de haberme preparado para hacer lo que yo quería no encontrara trabajo. Entiendo lo mal que se pasa en el paro. Afortunadamente yo en aquella época no tenía cargas familiares.

-El juicio de Malaya ha acabado. ¿Qué espera de la sentencia?

-Que sea ejemplar. El Código Penal debería cambiar y a cualquier trabajador de lo público que metiera la mano habría que sancionarle de forma dura porque no es justo que los que están llamados para gestionar lo público se aprovechen de ello, se lucren y no sean condenados.

-El Metro también está sufriendo los efectos de la crisis. ¿Superará los obstáculos?

-Seguro que sí. Es cuestión que el Ayuntamiento de Málaga y la Junta de Andalucía hagan el mayor de los esfuerzos porque es una infraestructura muy necesaria para Málaga que facilitará la comunicación, disminuirá el número de vehículos y al final será un gran avance para todos los malagueños.

-¿Es futbolero?

-No soy futbolero, pero soy del Málaga.

-¿Y eso cómo se explica?

-Porque soy de las cosas que son importantes para mi ciudad. Y más el Málaga, que mejora la imagen de Málaga, potencia el turismo, la llegada de visitantes y es uno de los motores de la economía malagueña. Ojalá el jeque haga todo lo posible para continuar en el Málaga si puede seguir afrontando los pagos y si no, que haga todo lo posible para que el nuevo comprador del Málaga lo mantenga en la honrosa situación en la que se encuentra, que vamos a jugar Champions.

-¿Qué le falta a Málaga?

-Que los malagueños nos demos cuenta de una vez que vivimos en una de las mejores ciudades del mundo, que el que viene de fuera no se va y que depende de todos cuidar a nuestra ciudad y cuidar a nuestras instituciones.

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