Hace dos años que Natalia Sierra, una joven de 24 años recién diplomada en enfermería, vio una oferta en internet en la que se ofrecía trabajo a enfermeras y enfermeros en Alemania. Decidió probar suerte y envió su currículum. Tras una entrevista grupal y otra individual, partió rumbo a la capital germana. El motivo que propició que emigrase sin ni siquiera haber trabajado antes en Madrid, su ciudad natal, fueron las buenas condiciones que, aparentemente, se les ofrecían en este trabajo. Los seis primeros meses asistirían a un curso intensivo y cobrarían como practicantes (mucho menos del sueldo normal), hasta que, una vez alcanzado el nivel B2 de alemán, pasarían a cobrar sueldo estipulado y desempeñarían su trabajo en las mismas condiciones que las enfermeras y enfermeros alemanes. Pero lo que no sabían es que de la teoría a la realidad distaban un par de cláusulas abusivas en sus contratos.
Al ofrecerles el puesto de trabajo se les comentaba que deberían permanecer en él un mínimo de dos años, pero si por el contrario querían abandonarlo antes de ese tiempo, deberían abonar una multa que oscilaba entre los 6.000 y los 10.000 euros. Como, aparentemente, las condiciones eran bastante favorables, firmaron los contratos, ya que las posibilidades de encontrar un trabajo que permitiese su emancipación en lugares como Madrid eran limitadas debido principalmente a la precarización de la sanidad. Es así como muchas empresas alemanas reclutan a enfermeras y enfermeros de todo el Estado. Tras llegar allí y superar el examen de alemán a los seis meses, muchos se dan cuenta de que sus condiciones salariales no son equiparables a las de los trabajadores alemanes. Estas diferencias no se producen únicamente en el salario, sino también en las horas trabajadas y en la elección de destinos. Diversos programas atraen a miles de emigrados cada año, como el llamado "Work & Travel", en el que tenían que viajar por Alemania para visitar a pacientes y por el que no cobraban un salario adecuado a su dedicación.
Cada mes trabajado, la penalización por irse disminuía en unos 400 euros, según el caso. Tras darse cuenta de que se estaba produciendo este abuso, un grupo de enfermeros, entre los que se encontraba Natalia, decidieron acudir a la Oficina Precaria del 15M de Berlín. Este colectivo creó el año pasado el Grupo de Acción Sindical (GAS), a raíz de observar que se está produciendo un dumping salarial utilizando a trabajadores del sur de Europa que cobran salarios inferiores a los de las personas autóctonas y que son utilizados para rebajar las condiciones laborales de los propios alemanes, ya que en ocasiones a éstos se les exige trabajar más horas o por un salario menor si no quieren que sus puestos de trabajo los ocupen españoles, griegos o italianos. El Grupo de Acción Sindical se dedica a ayudar a los trabajadores de cualquier procedencia a organizarse y a presentarse a las elecciones del comité de su empresa para, desde ahí, poder presionar para que mejore su situación laboral. También se elabora una tabla con reivindicaciones como la eliminación de la multa, mismo salario para el mismo trabajo, descanso entre turnos o la especificación de sus competencias.
"En nuestro caso, la empresa reaccionó suprimiendo la contratación de personas procedentes del sur de Europa y sustituyéndolas por migrantes del Este. Al no tener mejoras en cuanto a salario y multa, algunos decidimos romper el contrato, cuenta Natalia. Los que se organizaron pudieron librarse de la multa. Pero esto no resultó tan fácil para todos, ya que hay enfermeras y enfermeros que han tenido que quedarse en la empresa hasta que la multa esté totalmente pagada, bajo amenaza de iniciar acciones legales contra ellos. En teoría esta penalización económica es debida a los gastos del curso de alemán o la vivienda que se les proporcionaba al llegar a Alemania, pero no se especificaba con ningún tipo de facturas la cantidad, que además variaba de unos trabajadores a otros, y se ha descubierto que algunas empresas se servían de fondos europeos para financiar estos cursos de alemán.
Desde el Grupo de Acción Sindical (GAS) han observado que estos "contratos mordaza" se están empezando a dar en más empresas de enfermería y también en otras de sectores diferentes, como el de los transportes. Por ello decidieron poner en marcha hace algunos meses la campaña "La multa me mata", que viene detallada en su web. Su principal difusión están siendo las redes sociales. Mayte Marín forma parte del Grupo de Acción Sindical y explica que "se da una imagen errónea de lo que es Alemania. Parece que hay mucho trabajo y de calidad, pero no siempre es así. Nos gustaría denunciar públicamente este problema en Alemania y en España. Son muchas las instituciones que colaboran o participan de estos programas que mandan enfermeros a trabajar fuera y que no saben, o no quieren saber, las condiciones reales en las que se encuentran. Además, cuando estas personas tienen problemas en su trabajo y acuden a la embajada a pedir ayuda, a veces no se les ofrece, en ocasiones porque desconocen el tema. Con esto también conseguiremos crear una red de apoyo para los trabajadores extranjeros en el sector".
En el Grupo de Acción Sindical también tienen contacto con algunos sindicatos alemanes, que intentan asesorar a los trabajadores y disponen, para quienes se afilien, de un abogado gratuito que lleva sus casos. Es el caso de Ver.di, que cuenta con una sección dedicada al tema sanitario. Resulta también bastante habitual que las empresas prohíban a sus empleados hablar de sus sueldos con los compañeros de trabajo, produciéndose así un hermetismo difícil de romper, puesto que no se sabe si se cumplen los convenios colectivos del sector para todos los empleados.
A pesar de que existen ciertos contratos abusivos, otros como José Salvador Moreno, procedente de Cádiz, no se plantean volver de momento. "En mi ciudad aún el paro es de los más altos y llevo aquí tres años. Hablo ya bien alemán, así que no me resulta complicado encontrar otro trabajo de enfermero cuando no me gustan las condiciones que se me ofrecen". Alemania es uno de los destinos preferidos por los profesionales sanitarios al acabar sus estudios, ya que tiene mucha demanda y en algunas ocasiones con condiciones mejores que las detalladas en este artículo. El nivel de preparación de las enfermeras y enfermeros españoles supera, con creces, al del ofrecido en Alemania, donde enfermería no es una carrera universitaria, sino una formación profesional de tres años y cuyas funciones principales se relegan a las de los cuidados.
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