En mi precoz experiencia en el sistema de salud, eh sido parte de muchos relatos, a medida que transita el tiempo uno va descubriendo que cada paciente tiene valores, aspiraciones en un contexto que son únicos en la forma más fundamental, la historia y la experiencia alteran en modo en que cada organismo reacciona a muchos mecanismos, y la desigualdad socio-económica así como la distribución dispar de esperanza y oportunidad, que generalmente son una consecuencia directa, juegan un rol central en la enfermedad y la muerte prematura.
Cuando estamos enfermos, lesionados o nos enfrentamos a una crisis existencial, nuestra mayor necesidad humana, es recibir afecto, amabilidad y compresión en respuesta a nuestra vulnerabilidad y sufrimiento, seguramente cuando las manos de una / o enfermer@ s tomaron las tuyas, instantáneamente te habrás sentido contenida/o con calor , confort y compasión, el toque de esas manos humanas curativas que aliviaron tu dolor y aun tal vez tu temor a morir solo, el efecto compasivo también tiene significado y brinda alegría y satisfacción a l@s enfemer@s, se alinea con sus ideales y protege frente al agotamiento.
Ahora es momento de l@s enfermer@s se mantengan unidos y aborden los valores de la sociedad que nos están llevando a un quiebre social, una epidemia de enfermedades crónicas, y al colapso ecológico.
Nuestro trabajo es humanizar al sistema de salud , se volverá mucho más exitoso cuando dejamos de combatir al sistema y cambiar nuestro estilo de liderazgo.
Ø Al ser no juzgadores y compasivos, en lugar de cruzadas morales
Ø Al mostrar humanidad y vulnerabilidad,, en lugar de persuadir y evangelizar
Ø Al buscar sabiduría de individuos y comunidades que sirvan, en lugar de considerarnos a nosotros mismos como los expertos
Ø Al utilizar la indagación agradecida para buscar historias de lo que mejor funciona, en lugar de hacer hincapié en los problemas
L@s enfemr@s debemos observar, escuchar a cada paciente en su totalidad de su humanidad a fin de minimizar el miedo, localizar los síntomas y hablar en un lenguaje que tenga sentido para el paciente en particular, dar testimonio de coraje y resistencia, y acompañar en el sufrimiento.
Necesitamos más aliento, un mayor balance de más dudas , y solo entonces nuestros cuidados serán coherentes.
Saludos cordiales, Lic. Sandro Ortega
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