El neurocirujano abrió el cráneo de su paciente y se dispuso a extirparle un coágulo de sangre en el cerebro que amenazaba con quitarle la vida. Fue entonces, tras más de una hora de operación, cuando descubrió que no había coágulo: estaba operando al paciente equivocado.
Sucedió en el Hospital Nacional Kenyatta, en Nairobi (Kenia) hace un mes. Samuel Wachira, de 37 años, esperaba ser operado para extirparle un coágulo de sangre. John Nderitu, de 38, aguardaba una intervención no invasiva para reducir la hinchazón en el cerebro.
La enfermera Mary Wahome ha admitido que confundió al uno con el otro, según informa la radiotelevisión pública británica (BBC, en inglés). Culpa al exceso de trabajo: sólo tres enfermeras debían controlar a 61 pacientes.
"Entré en la sala y dije su nombre. Alguien respondió y de inmediato le preparé [para la operación], escribí su nombre en una cita y le puse la bata", explicó la enfermera. Al ser incapaz de encontrar el coágulo, el doctor cerró la herida y ordenó realizar un examen.
Dos enfermeras, el neurocirujano y el anestesista fueron suspendidos por el hospital, pero una protesta multitudinaria de doctores llevó a que fueran readmitidos en sus puestos de trabajo
No hay comentarios:
Publicar un comentario