Aunque Andalucía ya se adelantó hace años, la prescripción enfermera se enmarca en un proceso que ha durado muchos años y ha generado numerosos debates en las cortes generales y entre la profesión. Y los va a seguir generando ya que pone de manifiesto el potencial de desarrollo profesional de la enfermería para dar respuesta con la mayor eficacia y calidad posibles. Es una profesión sanitaria que ha ofrecido y ofrece enormes servicios a los pacientes enfermos y a la población sana. Buena parte de los avances que se han conseguido se deben a sus actuaciones profesionales. Ello no quita un ápice de importancia ni de trascendencia al papel de los médicos que tienen absolutamente determinada su función y su responsabilidad profesional en el abordaje de las respuestas que deben ofrecerse a los pacientes en la actividad asistencial.
El desarrollo de actividades profesionales con identidad propia y la necesaria coordinación en el marco del equipo de salud así como el uso de protocolos y guías clínicas, se constituyen en un elemento central para la calidad asistencial en el abordaje de los problemas de salud de los individuos y de la comunidad. Y estos problemas de salud hoy requieren más que nunca de respuestas profesionales en las que los profesionales de la enfermería tienen mucho que aportar.
Por eso, esta nueva norma que regula la llamada prescripción enfermera es un nuevo instrumento que debe servir para ofrecer la seguridad jurídica necesaria en el desempeño profesional de nuestras enfermeras. No hay que olvidar que hasta ahora, y a pesar de la inseguridad jurídica, hemos comprobado la profesionalidad de miles y miles de enfermeras que día a día han seguido dando respuesta a los pacientes. Algo que merece gratitud y reconocimiento.
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