La pequeña Gisele había nacido prematuramente y apenas pesaba un kilo en el 2016. Desafortunadamente, sus padres nunca la visitaron mientras estaba en cuidados intensivos luchando por su vida, hasta que la trasladaron al hospital Franciscan Children's en Boston, Massachusetts, Estados Unidos (EE.UU.), donde conocería a quien sería su madre adoptiva.
Liz Smith, directora de enfermeras del hospital, nunca había visto a la bebé que tenía unos inmensos ojos azules hasta un día que coincidieron en un ascensor del centro especializado en niños. Ella preguntó quién era la bebé y por qué nunca la había visto.
Una enfermera le dijo que la pequeña había estado en el hospital desde hacía cinco meses mientras luchaba con el síndrome de abstinencia neonatal con el que había nacido debido a que su madre biológica había consumido drogas durante el embarazo.
Gisele estaba bajo el cuidado del Estado de EE.UU. y los trabajadores intentaban conseguirle un hogar de tránsito mientras que un juez determinaba si podía regresar junto a sus padres. Durante ese proceso, pasaba los días en el hospital debido a un afección en sus pulmones que la obligaban a tener un tubo de alimentación.
Tras conocer la historia, Smith quien siempre había soñado con tener una familia propia pero no había podido lograrlo, supo que quería adoptarla. La mujer de 45 años sabía que sería un proceso largopero no le importaba con tal de seguir el ejemplo de su madre, quien también había sido enfermera.
"Desde el momento en que la conocí, había algo detrás de sus llamativos ojos azules que captaban mi atención. Sentí que necesitaba amar a esta niña y mantenerla a salvo", dijo Smith a People, quien no pudo concebir a través de la fertilización in vitro porque su seguro de salud no lo cubría y ella no podía costearlo.
Ella no se había planteado la posibilidad de adoptar hasta que conoció a Gisele, a quien cada tarde iba a visitar a su cuna para ayudarla a recuperarse. Tres semanas después de ese primer encuentro, en abril de 2017, Smith obtuvo un permiso que le permitía llevarse a la bebé a la casa.
La única condición que las autoridades le pusieron fue de que el Estado de EE.UU. haría todo lo posible por reunir a la bebé con sus padres biológicos. "Estaba emocionada pero nerviosa al darme cuenta de que le estaba confiando todo lo que tenía a esta niña que podría no estar en mi vida para siempre", expresó a la revista.
Sin embargo, aunque a los padres biológicos se les concedieron visitas semanales supervisadas, el estado determinó que eran incapaces de cuidar a Gisele y, como no se había otro familiar que pudiera hacerse cargo, finalmente le dieron la opción de que solicitara de manera legal su adopción.
"El día que recibí la llamada de que sus derechos parentales habían sido cancelados fue muy triste. Mi ganancia fue la pérdida de otro. Es un sentimiento difícil de describir cuando experimentas este momento de cambio de vida que otra persona también tiene de la manera opuesta. La conclusión es: es devastador para otra familia", señalo Smith.
Tras varios meses cuidando a la niña, Smith recibió una llamada que la alegraría aún más. En octubre del 2018, un juez le entregó los papeles que le concedían la custodia de Gisele. Ahora ella era la madre legal.
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